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lunes, 18 de agosto de 2014

El PRI y la Reforma Energética





El Poder embriaga -Max Weber dijo que el poder absoluto embriaga absolutamente- y hace perder la perspectiva histórica. La primera tentación en que se cae aquí es suponer que lo cuantitativo es lo que persevera: las muchedumbres de Hitler y de Stalin, la sumisión a su palabra y a su tesis; la segunda es embriagarse de poder al grado de pensar que se es depositario de la verdad, rechazando toda oposición o controversia. Alexander Solyenitzin en su novela Un Día en la Vida, de Iván Denísovich lo escribió admirablemente: "¿Qué hora es? ¡La que usted diga, señor!" En el poder no hay tregua, se lo ejerce y se persiste en él hasta su consumación. Por eso son tan importantes los frenos constitucionales que se le ponen y los mecanismos democráticos que lo controlan. Todo lo anterior viene a cuento porque el pasado lunes el Presidente de la República promulgó a bombo y platillos la Reforma Energética, incluidas las leyes secundarias de la misma. En las Cámaras no resaltó ningún discurso importante en contra salvo el del diputado Ricardo Monreal Ávila, que fue el único fundado jurídicamente. Al respecto hay que recordar, repito, que la historia no es cuantitativa sino cualitativa, basándose a menudo en lo poco o único más que en lo mucho y bochornoso. Pero el embriagado de poder actúa, resuelve y ordena para pocos años, por más que parezcan muchos, aunque sueñe ilusamente que lo hace para mil, como Hitler. 

Ahora bien, los hay que hablan del nacimiento de un México nuevo que durará intocable nada menos que todo el siglo XXI. ¡Asombroso! No le dejan nada a las futuras generaciones, ni siquiera la facultad política y democrática de disentir, rechazar, corregir, modificar o incluso anular. ¡Qué soberbia! Se suponen visionarios. Tal es el caso del presidente nacional del PRI, César Camacho Quiroz, quien enfatizó lo siguiente: "Con este gobierno "priísta" está comenzando prácticamente el siglo XXI en México. Hasta hace algunos meses, absurdamente contábamos con leyes e instituciones del siglo XX, para enfrentar los retos de esta centuria". Así que a la basura las leyes e instituciones del siglo XX, es decir, el derecho que prevaleció entonces. Allá él, si vive lo suficiente, tal vez algún día le pesen demasiado sus propias palabras. Sin embargo concedo que pueden ser nada más electoreras si bien abusivas, ya que advirtió que su partido se llevará el triunfo electoral en 2015 no sólo por esas reformas sino porque serán puestas en práctica de manera inmediata. Recapitulo. Yo no dudo de la buena fe de nadie que con harta frecuencia va acompañada de intereses personales, válidos en ocasiones y en otras no. No obstante la buena fe no es suficiente. Cualquier ley, decisión política o disposición administrativa tan pronto aparece se ve inmediatamente sometida al juicio del tiempo. Y sostener que unas reformas como las energéticas dan comienzo en México al siglo XXI y que todo lo del XX, en la materia, es obsoleto para enfrentar los retos de la nueva centuria, es por lo menos exagerado en grado superlativo, aparte de que desprecia la tradición histórica. En efecto, hay cosas en la historia que son de circunstancias y de ocasión, pero otras de fondo. Podremos, y quizá deberemos, cambiarlas de forma aunque sin desdeñar el fondo. Lo contrario nos llevaría a hacer un nuevo mundo a diario (absurdo de absurdos), ignorando el sentido y valor de la cultura acumulada en siglos. Podrá haber instituciones para un siglo, mas las hay para varios. El Código Napoleón es un buen ejemplo de lo que digo. Lo grave es suponer que con uno nace la historia. El verdadero estadista, en cambio, no se somete a ningún rasero sino que trabaja intemporalmente, lo mismo hacia el futuro que hacia el pasado. La reforma energética ya está consumada y sancionada por el Congreso de la Unión y salvo las impugnaciones y recursos jurídicos que procedan es inevitable que el tiempo diga la última palabra. Por eso no tiene consistencia y cae por su propio peso afirmar que se la hizo para todo un siglo, o que orientará el curso de éste.


Por Raúl Carrancá y Rivas
OEM/El Sol de México
Agosto 14, 2014



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