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miércoles, 12 de febrero de 2014

Hoy Rigoberta Menchú, Nobel de la Paz 1992, en el Paraninfo de la UdeG



Rigoberta Menchú Tum. Foto: Red


Dictará una conferencia este miércoles, a las 17:00 horas, en el paraninfo Enrique Díaz de León
Tras haber recibido, por parte de la Universidad de Guadalajara, el doctorado Honoris causa en 1993 y en 2010, el premio “Fray Antonio Alcalde” durante el XII Congreso Internacional Avances en Medicina, la premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú Tum (San Miguel Uspantán, Guatemala, 1959), regresa a su Alma mater para dictar la conferencia “Mensaje de paz para un mundo global sin discriminación social”, este miércoles 12 de febrero, a las 17:00 horas, en el paraninfo.

Su primer hermano, el 9 de septiembre de 1979, desapareció; cuatro meses más tarde, el 31 de enero, su padre; luego, su madre, el 19 de abril de 1980; por último, el 8 de marzo de 1983, otro hermano; todos desaparecidos o asesinados por el ejército de Guatemala, durante la dictadura. Y ella vive de decir que se debe respetar la “dignidad de la gente y, sobre todo, darle una esperanza, porque lo que más hemos perdido en estos tiempos es la esperanza”, dijo en una visita a Monterrey en 2007.

Por ello creó una fundación con su propio nombre, desde la que promueve una ética de paz mundial. Va y viene por los continentes con el micrófono en la mano y el convencimiento en la voz. Si sus reconocimientos fueran una medida de sus aportaciones, entonces su labor no ha sido en vano. En 1992 recibió el Premio Nobel de la Paz, y en ese año fungió como embajadora de buena voluntad por la UNESCO. Le otorgaron el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 1998.

Ha sido autodidacta, y emprendido grandes movimientos. En 1994 lanzó la Iniciativa indígena por la paz, que en todo el mundo se convirtió en un espacio de discusión y generación de propuestas para revertir la xenofobia. Es una instancia internacional e independiente integrada por indígenas, que busca contribuir a la protección de los derechos de estos pueblos, contribuir a la elaboración de instrumentos jurídicos, normas y mecanismos para la resolución pacífica de controversias que afectan a los pueblos indígenas.

Su pensamiento y vida lo ha contado en el libro Me llamo Rigoberta Menchú y así nació la
conciencia, publicado en 1983, en colaboración con la periodista Elisabeth Burgos. El libro ha sido traducido a más de doce idiomas. También ha publicado Rigoberta: la nieta de los mayas (1997), y Li M’in, una niña de Chimel, en el que relata historias infantiles de la cosmovisión maya.

Ella es su causa, así lo ha expresado, al considerar al Premio Nobel de la Paz como un reconocimiento, no a su persona, sino a una de las conquistas más grandes de la lucha por la paz, por los derechos humanos y por los derechos de los pueblos indígenas, “que a lo largo de estos 500 años han sido divididos y fragmentados y han sufrido el genocidio, la represión y la discriminación”.

Fuente: medios.udg.mx

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