Los mexicanos estamos conscientes que la Constitución establece que la renta que produce la explotación de los hidrocarburos debe ser para beneficio de todos, y no se compartirá con empresas privadas nacionales o extranjeras. Sin embargo, en los últimos cuatro sexenios de corte neoliberal, el gobierno federal apoyado por el congreso y los partidos políticos, aplicó a Pemex un plan que además de no cumplir con ese mandato constitucional, ha restado competitividad tanto a la paraestatal como al país:
• De 2001 a 2012 los ingresos de Pemex fueron de 1,048 Miles de Millones de Dólares (MMD)1; se ejercieron costos por un total de 458 MMD; y las transferencias a Hacienda alcanzaron 562 MMD, que implican una tasa impositiva de 54 % sobre los ingresos, recursos que fundamentalmente el gobierno ha destinado al gasto burocrático (2).
• Durante estos últimos doce años México ha exportado 7 miles de millones de barriles (MMB) de crudo -en su mayor parte a la Unión Americana-3: Este monto exportado constituye la mitad de nuestras reservas probadas actuales, que son menores en un 30% que las que existían en el año 2003. Agotaron prematuramente el crudo de bajo costo de Cantarell, y no se destinaron recursos de inversión para explorar y restituir las reservas.
Las políticas de apertura de la economía liquidaron la industria petroquímica nacional, y desaprovecharon su potencial para generar un valor 60 veces mayor que exportar crudo: Se perdió la oportunidad de utilizarla como pilar del crecimiento de la economía nacional, y dieron preferencia a que los extranjeros invirtieran en ella.
• En esos mismos 12 años se ejercieron 176 MMD en proyectos de inversión, que realmente constituyen un gasto de operación para extraer crudo, y son ejecutados por empresas privadas extranjeras. Cabe señalar que se obtuvieron 90 MMD con financiamientos pidiregas, por los que habrán de pagarse en 25 años 270 MMD, y en el 2012 Pemex adeuda todavía a futuro 190 MMD4. Estos contratos han dejado poca utilidad a nuestro país, porque no se administraron óptimamente los proyectos más rentables, y la participación de empresas mexicanas resultó marginal.
• En el último sexenio se erogaron 25 MMD por maquilar en la Unión Americana la refinación de gasolinas. Lo gastado sería suficiente para invertir en dos refinerías de alta tecnología y mejorar las actuales de Pemex; infundadamente se insiste en que no es rentable construir refinerías, y la proyectada en Tula no registra avance.
• Pemex ha invertido más de 6 MMD en proyectos exploratorios de la región de Chicontepec y en Aguas profundas, sin haber logrado producción apreciable ni reservas probadas. Estos proyectos son clasificados por la misma Comisión Nacional de Hidrocarburos como de muy baja rentabilidad y muy alta incertidumbre. Los únicos beneficiados han sido los consorcios extranjeros que participan en esos contratos y obtienen ganancias importantes. Por otra parte, se han retrasado proyectos de extracción en aguas someras, ya documentados que tienen muy alta rentabilidad (5).
• No menos importante es la participación accionaria de Pemex en Repsol por 1.7 miles de millones de dólares (acciones que se devaluaron por la expropiación argentina), y la compra de hoteles flotantes y plataformas a empresas españolas por casi mil millones de dólares, para estimular el empleo en aquel país. Pemex Internacional se ha manejado sin la más elemental regulación por parte del congreso.
• La política depredadora que se aplicó a Pemex por varios lustros determina que en los próximos seis años se dispondrá de menores recursos para el nuevo gobierno federal, quien recibirá un 43 % de lo transferido al anterior gobierno, a causa de mayores costos de extracción (46 dólares/barril), menores precios internacionales6, y disminución de la producción (2,600 barriles/día). Los pagos pidiregas incidirán en 10 dólares/barril, durante 20 años más.
• La reforma energética de 2008 ha incrementado la trasferencia de la renta petrolera hacia empresas extranjeras. La dirección de Pemex no ha mostrado su involucramiento para reducir el paternalismo sindical que impide el aprovechamiento efectivo de 150,000 trabajadores (el Corporativo y los Servicios Médicos, son un 18% del total), ni la generalización del cohecho en funcionarios de medio y alto nivel relacionados con el otorgamiento de contratos, que es causa común. La ordeña de ductos y el despacho incompleto en estaciones de gasolina, tampoco han sido atacados con efectividad.
Señor Director:
Es difícil entender cómo fundamenta el gobierno federal la afirmación de que los combustibles están subsidiados en México con 200 miles de millones de pesos (MMP) anuales, si en el año 2012 recibió de Pemex por la vía de impuestos 800 MMP; y son múltiples las áreas de oportunidad que tiene la paraestatal para reducir sus costos.
Tampoco entendemos cómo justificó Hacienda las bondades del esquema pidiregas, llegando a acumular en el año 2008 deuda por 90 MMD, con el pseudoargumento que no tenía recursos Pemex para invertir; sin embargo, los tendrá para pagar 270 MMD en 25 años; y en los primeros 10 años ya encontró la forma de pagar 80 MMD, que equivale casi al total recibido.
Y... ¿Qué no estaría en mejor situación el país, si Hacienda le hubiese cobrado a Pemex en estos 12 años, una tasa impositiva normal de 30 % sobre sus ingresos? La paraestatal hubiese dispuesto de 250 MMD para invertir directamente en explotación de crudo (90 MMD)7; tres refinerías de alta tecnología (30 MMD); exploración para incrementar reservas (120 MMD) y un sistema troncal de ductos nacional para transporte de gas natural (10 MMD). Se hubiese estimulado la economía interna, con la creación de cientos de miles de plazas de trabajo bien pagadas, generación de IVA e ISR (porque la inversión en infraestructura es la que da competitividad a un país). O la opción de estimular la industria petroquímica nacional, dejando de exportar crudo y obteniendo créditos blandos para invertir en esta industria tan rentable.
Cabe también preguntarse porqué pretende el gobierno federal realizar una reforma constitucional para lograr mayor participación de la inversión privada extranjera. Es evidente la ventaja que representa para ellas invertir en refinerías, en redes de ductos, en exploración y extracción de crudo y gas natural, porque obtendrán altas ganancias. Pero de donde les surgió ese derecho y como es que los ciudadanos mexicanos lo perdimos, si la constitución establece lo contrario. Por otra parte Hacienda se resiste a cobrar impuestos a los grandes monopolios privados nacionales y extranjeros. ¿Qué futuro le esperaría a la ya de por sí crítica situación de la economía nacional?
Por José Luis Apodaca Villarreal (*)
Referencias:
(1) Anuario estadístico 2012 de Pemex.
(2) En México, la aportación de IVA e ISR, es inferior al 11% del PIB, porque en general las grandes empresas y consorcios, nacionales y extranjeros, tienen escasa contribución.
(3) El crudo de México es bastante más barato que el de Irak, si incluye los costos de guerra.
(4) Esta deuda incidirá en 10 dólares por cada barril que se extraerá en los próximos 20 años.
(5) Las reservas probadas nacionales están ubicadas en su mayor parte en aguas someras del mar territorial mexicano, presentan costos de explotación bastante bajos, y por tanto son botín codiciado de las empresas trasnacionales.
(6) Se considera un precio de exportación de la mezcla mexicana de crudo de 72 dólares por barri
*El autor es ingeniero mecánico electricista egresado de la Universidad Autómoma de Nuevo León, México, con Maestría en Administración para la Calidad de la UDEM. Jubilado como Gerente General Divisional de Comisión Federal de Electricidad, después de laborar 32 años en diferentes áreas de esta empresa. En los últimos años ha sido maestro universitario, asesor en el Congreso y Cámaras de Industria, microempresario y consultor en las áreas de calidad y ahorro de energía, y analista en aspectos nacionales de energéticos. Es miembro fundador del Observatorio Ciudadano de la Energía, A.C., y de la Fundación SESGO y no pertenece a ningún partido político.
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Referencias:
(1) Anuario estadístico 2012 de Pemex.
(2) En México, la aportación de IVA e ISR, es inferior al 11% del PIB, porque en general las grandes empresas y consorcios, nacionales y extranjeros, tienen escasa contribución.
(3) El crudo de México es bastante más barato que el de Irak, si incluye los costos de guerra.
(4) Esta deuda incidirá en 10 dólares por cada barril que se extraerá en los próximos 20 años.
(5) Las reservas probadas nacionales están ubicadas en su mayor parte en aguas someras del mar territorial mexicano, presentan costos de explotación bastante bajos, y por tanto son botín codiciado de las empresas trasnacionales.
(6) Se considera un precio de exportación de la mezcla mexicana de crudo de 72 dólares por barri
*El autor es ingeniero mecánico electricista egresado de la Universidad Autómoma de Nuevo León, México, con Maestría en Administración para la Calidad de la UDEM. Jubilado como Gerente General Divisional de Comisión Federal de Electricidad, después de laborar 32 años en diferentes áreas de esta empresa. En los últimos años ha sido maestro universitario, asesor en el Congreso y Cámaras de Industria, microempresario y consultor en las áreas de calidad y ahorro de energía, y analista en aspectos nacionales de energéticos. Es miembro fundador del Observatorio Ciudadano de la Energía, A.C., y de la Fundación SESGO y no pertenece a ningún partido político.
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