Enrique Peña Nieto y su "desliz" en la Feria Internacional del Libro Guadalajara 2011 |
MÉXICO, D.F. (apro).- Inconformes con la reducción de estímulos, artistas e intelectuales dirigieron al presidente Enrique Peña Nieto una carta en la que le piden fortalecer financieramente al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y al Sistema Nacional de Creadores Artísticos (Snca) a fin de que “vuelva a tener un mayor número de estímulos y, en consecuencia, mejores oportunidades para los creadores que cubran el perfil ya establecido, sin duda más de cien”.
En la carta, que circula en internet, los peticionarios, entre los que se encuentran los poetas Homero Aridjis, Eduardo Milán y David Huerta, la coreógrafa y bailarina, Pilar Medina, y la narradora Mónica Lavín, argumentan que con ello se busca, además, recuperar la opción de la continuidad para todos aquellos de sus miembros que por la calidad y puntualidad de su trabajo la merezcan.
“Sus apoyos son fundamentales para alcanzar estos justos objetivos”, dicen.
Sin aludir directamente a las declaraciones que hizo en julio pasado la titular de Administración del Fonca, Irma Caire, en el sentido de que se encontró al asumir el cargo se encontró con un sistema asistencial que “podría generar insolvencia financiera e inhibir el acceso de nuevas generaciones de creadores”, los más de 100 artistas e intelectuales que suscriben la misiva sostienen que con las modificaciones hechas al reglamento de convocatorias, los creadores que busquen solicitar estímulos deben esperar cierto tiempo antes de volver a solicitar el apoyo del Fonca.
Desde sus orígenes, refieren, el Estado mexicano ha reconocido como una de sus obligaciones prioritarias la de fomentar e impulsar la cultura. A partir de la segunda década del siglo pasado, aunque casi nunca con la planificación y la continuidad deseables, acotan, los distintos gobiernos de la República han asumido el compromiso de apoyar la creación y la difusión del arte en sus diversas expresiones.
Prosiguen:
“En nuestros días los resultados de ese esfuerzo, importantes aunque todavía insuficientes, se ven amenazados por la obsesión en la rentabilidad económica y por el pragmatismo de algunos de nuestros políticos. El resultado salta a la vista, en el discurso y sobre todo en los hechos: la tendencia de ciertos funcionarios públicos a situar la actividad cultural en un plano muy inferior al que le otorgan a la ciencia y la tecnología, a partir de la idea, a todas luces infundada, de que el arte es un bien accesorio y casi nunca redituable. Olvidan, o peor aún, ignoran, que el talento y la creatividad de los artistas mexicanos han sido y siguen siendo el punto de partida indispensable para el surgimiento y la consolidación de la identidad nacional. Los bienes culturales son imprescindibles en la formación de toda sociedad.
“Son, sin lugar a dudas, un elemento indispensable a la hora de promover una imagen de país en el exterior, de alentar la industria turística y de incentivar el intercambio comercial”.
Desde esta perspectiva, arguyen, los rendimientos del arte son incalculables, lo mismo en el terreno del espíritu que en el campo del desarrollo económico. Por lo tanto, destacan que es preciso que los actuales responsables de las instancias de gobierno encargadas de apoyar y difundir la cultura tomen plena conciencia de que la creación de buenos poemas, novelas, piezas teatrales, obras plásticas y, en fin, todo género de obras artísticas, aporta beneficios dela mayor trascendencia para todos los sectores de la sociedad.
Nada justifica, subrayan, que el Estado le otorgue al trabajo académico una atención mayor que la que hoy le concede a la creación artística, puesto que, como se ha visto, tanto aquel como esta inciden de manera determinante en el desarrollo de la nación.
Sin embargo, sostienen que los distintos criterios que el Estado aplica cuando se trata de reconocer la importancia de la investigación, por un lado, y de la creación artística, por otro, son una prueba del escaso valor que le concede a la cultura.
Continúan:
“A través del Sistema Nacional de Investigadores, el gobierno mexicano apoya de manera sostenida (y la pertinencia de ese apoyo es indiscutible) la actividad de un nutrido número de especialistas adscritos a universidades y otras instituciones de educación superior.
Por medio del Sistema Nacional de Creadores de Arte, ese mismo Estado se limita a otorgar durante tres años un estímulo económico a un número restringido de artistas de probada calidad, para que lleven a cabo proyectos específicos.
“Cumplido ese lapso, esos creadores deben aguardar al menos un año antes de tener la opción de postularse para reingresar al Sistema. En un caso, el del SNI, la continuidad es posible para una cantidad considerable de investigadores; en otro, el del SNCA, la posibilidad de permanencia está cancelada y el número de estímulos es exiguo, aun tomando en cuenta los estrictos criterios de calidad con los que este Sistema opera.
“Tal desequilibrio obedece, como se ha visto, a una visión injustificadamente diferenciada de la importancia y rentabilidad de uno y otro sector, así como a la disparidad abismal entre las inversiones que el gobierno realiza encada caso.
“Como es lógico, bajo un sistema en el que los incentivos se contemplan en la perspectiva de la continuidad, los resultados obtenidos tienden a ser cada vez mejores. Y esto es consistente con la idea de alentar la excelencia”.
Advierten, asimismo, que al restringir el aporte económico en el caso del SNCA, y con ello impedir que se apoye a todos los creadores con merecimientos y cancelar la permanencia de sus mejores miembros, el gobierno “limita los beneficios de una inversión que, es preciso subrayarlo, proviene dela hacienda pública”.
La decisión tomada hace unos meses por el Consejo Directivo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), mediante la cual se reduce a la mitad el número de estímulos disponibles para el SNCA, es resultado –acotan– del insuficiente aporte económico que se le asigna a este importante fondo para las artes.
Por lo tanto, establecen que debe ser vista como la reafirmación de una política de Estado que no acaba de asumir un compromiso a fondo con la cultura.
Con base en estas reflexiones, demandamos de las instancias de gobierno responsables que se rectifiquen las políticas culturales vigentes, de tal forma que la creación artística reciba los recursos financieros indispensables para su cabal desarrollo.
Remachan:
“Es necesario que el SNCA tenga la capacidad económica que se requiere para dar cabida a todos los creadores que respondan a las condiciones de elegibilidad establecidas y, al mismo tiempo, posibilitar la permanencia de los artistas que con su labor constante y su trayectoria cumplan con los estándares de calidad estipulados. Es preciso darle a esta imprescindible institución, la única en el país destinada a reconocer e impulsar el talento y el esfuerzo de sus artistas, el carácter de un verdadero Sistema”.
proceso.com.mx
Octubre 18 de 2013
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