López Obrador desde Tampico, Tamaulipas |
Andrés Manuel López Obrador se lanza contra el gobierno de Peña Nieto, el PRI y los partidarios de la privatización de Pemex: “Ellos ven el robo, el saqueo, como algo normal. Y lo complementan con el cinismo”. “Estamos hablando del mejor negocio del país. Es la preparación de un gran golpe, de un gran atraco”, sostiene el tabasqueño en una extensa entrevista con Proceso. Añade que el Pacto por México se resume en la privatización del petróleo; todo lo demás, dice, es aderezo, y para cubrir el atraco pretenden reformar el artículo 27 constitucional.
La reforma al artículo 27 constitucional es lo que faltó durante 30 años de privatizaciones para entregar la renta petrolera mexicana –“el negocio más grande del mundo”–, advierte Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de las izquierdas en 2006 y 2012 y principal convocante de la movilización social del próximo 8 de septiembre.
En extensa entrevista con Proceso, López Obrador aporta cifras y expone su propuesta alternativa. Niega que Pemex esté quebrado y rechaza que pueda compararse con el modelo noruego. Cita incluso al magnate petrolero John D. Rockefeller:
“En esencia, lo que quieren es robarse las utilidades del petróleo. No hay nada que justifique la reforma del 27 (constitucional). Rockefeller decía: ‘El mejor negocio del mundo es el petróleo’. Y el segundo mejor negocio del mundo ‘es el petróleo mal administrado’. Ese es el caso de México. Por eso es la tentación. Se quieren quedar con la gallina de los huevos de oro.”
Y agrega: “No se trata de una colonización mental. Es una enajenación por codicia.
“Todos los integrantes de ese grupo se han convertido, para decirlo amablemente, en negociantes; no son servidores públicos. Hablamos del actual director de Pemex, Emilio Lozoya, exdirectivo de la empresa española OHL, pero el anterior (director de la paraestatal Juan José) Suárez Coppel ya está trabajando en una petrolera extranjera a la que le entregó contratos.”
López Obrador argumenta que el nivel de rentabilidad de la extracción de crudo en México “es el más alto del mundo”: cuesta 10 dólares producir cada barril y se vende a 100 dólares. Según sus cálculos, si no fuera por los gastos en contratos de servicio, la extracción de cada barril podría costar sólo cuatro dólares. “Yo considero que puede costar cuatro dólares, ahí traes 60% de sobreprecio por corrupción”, advierte.
–¿Ese sería el objetivo de la figura de “producción compartida” que quieren incluir en la iniciativa que presentará el Ejecutivo federal? –se le pregunta.
–Sí. Para explicarlo mejor: los que buscan quedarse con la renta petrolera no se conforman con los 10 dólares por barril. Tengo información de que quieren 60 dólares por barril y dejarle 40 dólares a la nación. De ese tamaño es el hurto.
–El actual secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, dijo que si no hay reforma a Pemex, en 2016 importaremos petróleo…
–Es un mentiroso. Tengo un informe oficial de Pemex que asegura lo contrario. Desde luego son informes que les presentan a los inversionistas extranjeros. No es cierto que Pemex esté quebrada como empresa.
Y aporta datos. Según un informe de la propia paraestatal, dice, ésta obtiene ingresos por 125 mil millones de dólares anuales, así como utilidades por 77 mil millones de dólares, el mismo nivel de ganancias de la petrolera Exxon, la más grande del mundo. El informe, cuya copia tiene Proceso, fue elaborado en julio de 2012.
Continúa: “Es un negocio redondo. No es cierto que haga falta inversión si se obtienen muchos recursos de Pemex. El problema es básicamente de orientación del presupuesto. Está mal orientado y hay muchísimo despilfarro por los altos salarios de la élite de la burocracia y los grandes lujos. Nada más como muestra un botón: el avión de Peña Nieto costó 7 mil millones de pesos”.
Según el impulsor del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), apenas el 11 de julio último Pemex Refinación entregó a la compañía española OHL un contrato para la construcción de una planta de hidrógeno en la refinería de Cadereyta, Nuevo León, y 46 hectáreas de la recién cerrada refinería de Pajaritos fue vendida al exbanquero Antonio del Valle.
“La privatización es un proceso. No olvidemos que en 1992 Salinas le entregó a Antonio del Valle el Banco Internacional. Y ahora Peña le entregó Pajaritos para hacer lo que debería estar haciendo el Estado: impulsar la industria petroquímica.”
–¿Prevén una movilización mayor a la de 2008 en la jornada que se iniciará el 8 de septiembre?
–No sé. Si llegan al Zócalo el 8 de septiembre es porque ya advirtieron el grave peligro que significa la entrega del petróleo, que es entregar por entero la soberanía. Si se modifica el 27, van a tener elementos los gobiernos extranjeros, de acuerdo a las leyes internacionales, para decidir sobre el destino del país.
–¿Qué futuro tendrá el Pacto por México? –se le pregunta.
–Fue la envoltura para esto. El Pacto contra México, como lo rebautizamos, se resume en la privatización del petróleo. Todo lo demás es aderezo. Estamos hablando del mejor negocio del país. Es la preparación de un gran golpe, de un gran atraco.
–Carlos Salinas también tenía formación e información y no se atrevió en su sexenio a modificar el 27 constitucional. ¿Por qué estos políticos de Atlacomulco están tan decididos a hacerlo?
–Porque están completamente enajenados y no tienen siquiera sentido histórico. Te aseguro que Peña Nieto no ha leído el artículo 27 constitucional ni conoce la historia de la Constitución.
“Peña es un personaje escenográfico, frívolo, incapaz de entender lo que son estos procesos.”
–¿Incluso peor que Carlos Salinas, El Innombrable?
–Salinas es inteligente para la maldad, Peña es inconsciente.
–¿Le “hace falta calle”, como se dice, a ese tipo de políticos?
–Sí, nada más que lo que la vida no da, la Presidencia no presta.
El proyecto calderonista y el de ahora
Se le pregunta a López Obrador si ve diferencias entre el proyecto de 2008 y el que pretenden impulsar ahora.
–¿Observa diferencias políticas y programáticas?
–Es el mismo proceso que han llevado a cabo en lo general desde hace 30 años. Aplicando una política privatizadora en todo. No se podía entender la pretendida privatización del petróleo de nuestros días sin el proceso que se ha llevado a cabo desde 1993; porque ya estamos hablando de la parte final, de lo que no pudo privatizar Salinas.
“Pemex es lo más codiciado, porque es el mejor negocio del mundo, por eso mismo es una gran tentación.
“Ayuda mucho que ya la gente se haya dado cuenta de que las privatizaciones no benefician ni al pueblo ni a la nación. Esa es una diferencia. Ya es más claro: privatizar es sinónimo de corrupción, de despojo, de saqueo.
“También ayuda mucho que ya se ensayó en 2008. Y aunque avanzaron en el propósito, no pudieron reformar el artículo 27 constitucional. Y ahora la tirada es reformar el 27 para la privatización del petróleo. Si no lo logran, van a querer seguir reformando leyes secundarias para alcanzar el mismo propósito, pero es claro que el objetivo es la reforma al artículo 27 constitucional.
–¿Calderón fue ambiguo?
–No se habían atrevido a tanto.
–Los contratos de riesgo, ¿no tenían que pasar por una reforma al 27 constitucional?
–Debían de pasar por una reforma al 27 porque están prohibidos, pero lo han venido haciendo con leyes secundarias desde la época de Miguel Alemán y se reactivaron con Fox. Calderón, siendo secretario de Energía, entregó contratos incentivados, que es prácticamente lo mismo, a Repsol para la extracción de gas en la cuenca de Burgos y a Halliburton en Chicontepec.
–¿Por qué, para ellos, es necesario reformar el artículo 27?
–Es una presión del extranjero, porque las empresas extranjeras quieren seguridad legal, quieren legalizar escrupulosamente el hurto, el saqueo, porque con una reforma a leyes secundarias, contraria al 27, hay posibilidades de revertir los contratos. Serían reversibles. Esto lo están pidiendo las compañías extranjeras.
–¿Qué compañías en específico?
–Exxon, la Shell –que es El Águila–, y otras empresas: Repsol y OHL.
–¿Por eso está Emilio Lozoya Austin en Pemex? ¿Cómo es esa relación?
–El actual director general de Pemex fue miembro del Consejo de Administración de OHL, a la cual ya le entregó un contrato. Lozoya ya le entregó un contrato.
–¿En este periodo?
–Sí. Para una planta de hidrógeno.
La renta petrolera, “el gran negocio”
Insistente en el tema de la defensa de Pemex, desde sus inicios como político del PRI y de la oposición en Tabasco, zona petrolera, López Obrador conoce el tema. Lo apasiona.
“Yo nací en zona petrolera, mi padre fue petrolero. Llegó a Tepetitán trabajando como explorador. Ahí conoció a mi madre. Y todo mundo sabe en el sureste que la extracción de petróleo se hacía con una cuadrilla de 10 trabajadores: un técnico, un jefe de pozo, un trabajador que se conocía con el nombre de ‘chango’, que se colocaba arriba de la torre para la perforación, y tres o cuatro ayudantes de piso. Eso era todo.
“Ahora ya no hay esos equipos de perforación de Pemex. Todo se contrata. Te sale carísimo. Pero lo mismo sucede con la exploración. Llegamos a tener la mejor tecnología a través del Instituto Mexicano del Petróleo. Las refinerías se hacían y diseñaban por técnicos mexicanos. Abandonaron eso”, insiste, al tiempo que su dedo índice toca la superficie de su escritorio.
López Obrador explica que existen tres componentes del negocio petrolero: el costo de extracción del barril, la utilidad obtenida y darle valor agregado a la producción con petroquímica y refinación:
“Actualmente hay un estimado de 10 dólares por barril. Debería costar cuatro dólares si no hubiera la corrupción que hay en exploración y perforación. Estos contratos están basados en un sobreprecio por los servicios que contrata Pemex que, calculo, es de seis dólares de sobreprecio.
“Aun costando 10 dólares, se vende en 100. Son 90 dólares de ganancia por barril. No hay ningún negocio en el mundo que deje esta utilidad. En este caso porque no se le paga renta a la naturaleza. No es producir, es extraer.”
–¿Debería pagarse una renta al medio ambiente?
–Debería destinarse ese dinero al desarrollo y a la conservación del medio ambiente, no a destruir la naturaleza; a buscar, por ejemplo, fuentes alternativas de energía, porque el petróleo es un recurso no renovable.
“En fin, no existe nada de eso.”
En el caso del abandono de las refinerías y de la petroquímica, López Obrador argumenta que en la importación de gasolinas “hay un negocio de 30 mil millones de dólares para los que compran y nadie sabe, ningún mexicano sabe, aun cuando existe el IFAI, quién compra la gasolina, a qué precio.
–¿No es Pemex quien compra?
–Sí, es un área de Pemex, pero entran intermediarios, al grado que nos cuesta tres pesos por litro traer la gasolina del extranjero. Es tan jugoso ese negocio que eso es, entre otras cosas, lo que impide la construcción de las refinerías.
–Con 30 mil millones de dólares se podrían construir tres refinerías.
–Así es. Por sentido común, si tienes la materia prima, por qué no le das valor agregado, generando empleo en el país y obteniendo más utilidades.
“Mientras no se vendió petróleo crudo al extranjero, la economía de México creció 6%. Desde 1938 hasta Echeverría (1970-1976) se procesaba toda la materia prima. Se cambia la política. Empiezan a exportar petróleo crudo por la presión de gobiernos y empresas extranjeras y ya no hay crecimiento económico en el país.”
–Otro elemento, en apariencia novedoso, es el tema de la explotación del gas shale. ¿Es necesario abrir la inversión privada?
–Eso es una zanahoria, como lo de las aguas profundas. En el caso de las aguas profundas, en 2008 quisieron utilizar eso para hacer los cambios legales argumentando que no teníamos tecnología. La verdad es que si cambias el marco legal no es para ir a buscar el petróleo en aguas profundas, porque ellos lo saben muy bien dónde está el petróleo. Es incierto lo de aguas profundas.
“En tierra y aguas someras hay mucho petróleo. Pero querían cambiar el marco legal no para ir a perforar a aguas profundas, sino para sacar el petróleo de donde hay y ellos saben perfectamente: en Tabasco, Campeche, Chiapas.
“Es lo mismo que con el gas shale. Vamos a cambiar el marco legal para permitir la extracción del gas, pero, al mismo tiempo, vamos sobre lo que realmente nos importa.”
“Lo que deja realmente dinero, el negocio, es el petróleo. Rockefeller decía: ‘El mejor negocio del mundo es el petróleo… y el segundo mejor negocio del mundo es el petróleo mal administrado.”
Las presiones de las petroleras
Proceso le pregunta a López Obrador si sintió la presión de las empresas petroleras durante la campaña de 2012.
“No”, responde, “porque yo definí desde el principio que no íbamos a permitir más privatizaciones. Por eso considero tener autoridad moral”.
–También se ha dicho que López Obrador siempre dice no, que siempre se opone a todo…
–Hubo cosas en las que siempre fui muy claro y una de esas posturas tuvo que ver con la privatización. Declaré que no íbamos a hacer ninguna privatización.
“Y dije otra cosa en el proyecto alternativo de nación. Que en la industria energética, en particular con el petróleo, íbamos a iniciar un proceso para dejar de vender petróleo crudo al extranjero porque íbamos a procesar la materia prima.
–¿Existe entonces un proyecto?
–Sí. Está en los textos que he escrito sobre eso. Está en los artículos de la campaña. En el último libro.
“El proyecto que propongo es primero integrar todo el sector energético. Es algo distinto a lo que han venido haciendo. Desde que estaba Salinas, con el mismo propósito privatizador, comenzaron a desmembrar a Pemex, crearon cuatro empresas. No olvidemos que estaba Francisco Rojas como director de Pemex, porque querían vender por partes.
“Cuando hasta en términos empresariales y de negocios está demostrado que es mucho mejor la integración. Exxon y las grandes petroleras del mundo actúan integrando todo el proceso. Y ese es el proyecto nuestro.
“Desde que se pueda manejar desde la exploración hasta la perforación, la refinación y hasta la industria eléctrica. Eslabonando todo.
“Desde luego esto implicaba la reindustrialización de Pemex con la construcción de las refinerías, para dejar de comprar gasolina al extranjero; rescatar a la industria petroquímica.”
–¿Y la refinería de Hidalgo?
–No les conviene, por lo que hablábamos de la compra de la gasolina. En un momento de ofuscación Calderón habló de que iba a hacer la refinería. Dije en su momento que iba a terminar el sexenio y no iban a pegar ni un ladrillo. Creo que sólo han bardeado el terreno porque eso no les importa. Lo que les interesa son los negocios.
“Todo este grupo se ha convertido, para decirlo amablemente, en negociantes, no son servidores públicos.”
–¿Hay una colonización mental?
–No es una colonización mental. Es una enajenación por codicia.
“Ellos piensan que todo esto es normal y es muy grave, porque incluso quieren trasladar esto a la sociedad. Quieren que todos los mexicanos nos convirtamos en corruptos. Que veamos esto con mucha naturalidad porque el que no piensa así, está loco, no está cuerdo.
“Ellos ven el robo, el saqueo, como algo normal. Y lo complementan con el cinismo.”
Noruega y la campaña mediática
Un ingrediente más en esta coyuntura: la campaña mediática a favor de la reforma.
–¿Es más fuerte ahora o es lo mismo? –se le pregunta.
–Es lo mismo. Ya empezaron.
–Está hasta en las telenovelas, como en La Rosa de Guadalupe…
–Les va a costar mucho, a pesar de la campaña mediática, porque la gente no ha visto beneficio con las privatizaciones y es muy grande el robo que quieren cometer.
–En Televisa y en otros espacios nos quieren decir que Noruega sí privatiza.
–Vamos a aclarar eso. ¿Cuáles son las diferencias?: Primero, en Noruega no comparten la renta, que es lo que quieren hacer en México. La utilidad es del pueblo noruego. Aquí lo que quieren es privatizar la ganancia. Lo que les importa es la renta petrolera, no Pemex.
“Segundo, en Noruega no hay la corrupción que hay en México. No hay casos como el de Raúl Salinas de Gortari, en donde Peña lo exonera y deciden devolverle los bienes para pagarle el favor a Carlos Salinas. Y mencionamos un solo caso de México, para no caer en el caso de Romero Deschamps, que es un corrupto, pero en escala Romero está hasta abajo, en comparación con estos saqueadores de cuello blanco que no pierden siquiera su respetabilidad. Suele pasar eso: echarle la culpa a ciertos personajes y olvidarse de lo otro.
“Y lo tercero es que en Noruega una parte de las utilidades del petróleo se guarda para las futuras generaciones por ley, porque parten del criterio de que el petróleo no es sólo de la actual generación, sino de los de atrás y no pueden derrochar la herencia que les pertenece a los que vienen detrás.
“Es totalmente distinto el modelo noruego. Dicen: ‘En Noruega hay empresas trabajando’ y en Pemex también. Estamos hablando de OHL, Halliburton. Nada más que una cosa es contratos por servicios y otra cosa muy distinta que se queden con la utilidad.”
La sombra del general
–¿Por qué ahora quieren meter a la figura del general Lázaro Cárdenas en la reforma? –pregunta Proceso.
–Es una perversidad –responde–. Además sin ningún sustento. Este viernes (9 de agosto) se publicó una carta del ingeniero (Cuauhtémoc) Cárdenas con un fragmento de la carta que el general (Lázaro Cárdenas del Río) envía a (Jesús) Reyes Heroles (cuando estaba en la dirección de Pemex), en el periódico La Jornada.
–¿Es para influir el movimiento que encabeza o está dirigido para los sectores resistentes en el PRI?
–Es en general. Ellos quieren encubrir el atraco. Argumentan que es anacrónico el 27 y que debe haber la reforma.
“Hablan sin entender las circunstancias. La ley reglamentaria del 27 fue así: el general Cárdenas la envía a finales del 38, la aprueban a finales del 39 y la publican a finales del 40. ¿Por qué? Porque estaba en pleno apogeo la presión extranjera por la expropiación. Además la Constitución desde entonces establece que no se pueden entregar concesiones en materia de petróleo.
“Además el general se adhiere a la decisión que se toma de cancelar los contratos de riesgo. Es cosa de ver los discursos de Jesús Reyes Heroles. Decía: son contratos de riesgo para la nación, no para las empresas extranjeras.
“Lo anacrónico es la corrupción. Los artículos fundamentales de las constituciones no se modifican en ningún país del mundo.
–¿Cómo es la legislación de Estados Unidos en materia petrolera?
–En el caso de la legislación de Estados Unidos el dueño del suelo es dueño del subsuelo y en el caso nuestro la tradición desde la Colonia es que se podía entregar el suelo, pero el subsuelo era de la corona.Porfirio Díaz lo que hace es cambiar esa tradición y ajustar la legislación mexicana a la anglosajona y entrega el suelo y el subsuelo a los extranjeros. Eso lo corrige la Revolución, porque Carranza y los constituyentes establecen el dominio del suelo y del subsuelo por la nación.
–¿Cambian el concepto de la propiedad de la corona por el de la nación?
–Exactamente. Eso no les gustó nada a las empresas extranjeras y llevó muchísimos años poder aplicar ese principio.
“No se pudo aprobar desde el 17 hasta el 38 la Ley Reglamentaria del Petróleo porque las empresas petroleras tenían el dominio del sureste, tenían guardias blancas, era un Estado dentro de otro Estado. Había amenazas de invasión extranjera. Incluso se habló de la creación de una República independiente.
“Todo esto es un asunto fundamental para la historia. Éstos, de manera irracional, quieren regresarnos al Porfiriato.”
DE Caro Quintero
Como un animal salvaje
Julio Scherer García
2013-08-10 15:10:06· COMENTARIOS DESACTIVADOS
JusticiaLejos ya del papel de capataz de los cerca de 7 mil jornaleros que participaban en las tareas relacionadas con el tráfico de drogas desde el rancho El Búfalo, Rafael Caro Quintero, quien decía hallarse “jodido” y estar “hasta la madre” tras 17 años de prisión, admitió que era “enamorado de tiempo completo”, que era rebelde desde pequeño porque le resultaba “muy difícil acatar órdenes”, y que tanto él como sus hermanos le tenían miedo a la gente. “Es mala comparación pero éramos como animales salvajes”, dijo en la entrevista que se reproduce enseguida y que se publicó en el libro Máxima Seguridad, de Julio Scherer García.
Rafael Caro Quintero es un zombie. Dejó de vivir. Calada la gorra beige hasta las cejas, corre vueltas y vueltas alrededor del patio. No altera el paso, rítmicos los movimientos, perfectos. El cuello permanece inmóvil y el cuerpo carece de expresión. Nada lo detiene, nadie lo interrumpe.
Desde los centímetros abiertos de una ventana horizontal de vidrios como acero, le grito:
–¡Rafael!
Sé que me escucha. Sigue.
De nuevo:
–¡Rafael!
Sigue.
Otra vez.
Apenas se detiene. Me reconoce.
Hace casi veinte años el país se asomó al escándalo del narco. Fue denunciado “El Búfalo” como una extensión inmensa sembrada de marihuana. El capataz era Caro Quintero, con dominio sobre siete mil jornaleros. Las crónicas de la época afirmaron que se trataba de mano de obra envilecida. Sueldos ínfimos y vigilancia perruna alrededor de sus barracas.
Los tráilers con droga circulaban por la carretera al norte como un automóvil en una vía desierta. Personas importantes estaban detrás del gran negocio. De otra manera costaría trabajo explicarse la impunidad imperante en aquella región de Chihuahua.
Se supo entonces de la vanidad de Caro Quintero. Millonario, apuesto, personaje inédito que rozó la leyenda, fue tema de corridos. Caro Quintero daba entrevistas y se gozaba con sus fotografías en los periódicos. Su sonrisa, anchos y fuertes los dientes, se correspondía con la de un actor.
–¿Qué piensa del narco, Rafael?
–A estas alturas no sé ni qué contestarle. Voy para 17 años preso. Es malo por tanto vicio con la juventud. Creo que ahora está más arraigado con la gente. En aquel tiempo no éramos viciosos. Yo no le pegaba a nada.
–¿Y los demás?
–Pues que yo haya visto, no. En aquel tiempo no era el desmadre que es ahora. No había esos pleitos de hoy, eso de cártel contra cártel.
–¿Se pensaba inocente?
–No le voy a decir que era inocente. Tenía veintitantos años. La necesidad y la falta de estudios me hicieron meterme. Era y soy muy pobre. A estas alturas ya está uno acabado. Ahora ya no somos las personas que caímos.
–¿Perdió todo?
–La mayoría de mis cosas.
–¿Qué tenía?
–Unos ranchos, bastante ganado, todo me decomisaron.
–¿Cuántos ranchos?
–Seis.
–¿Y ganado?
–Como cinco mil cabezas. Era muy bueno. Tenía Indobrasil, Angus, Bravo.
–¿Para quién trabajó?
–Para nadie.
–¿Trabajó para Arévalo Gardoqui, secretario de la Defensa? Miles de jornaleros estaban bajo sus órdenes y había soldados en “El Búfalo”.
–Para nada. Yo no tengo relación con toda esa gente.
–¿De qué complicidades se valió para hacer tanto como hizo?
–A puro valor. A puro valor tonto, porque no era otra cosa. Nada más ir por allí para ver si pegaba, ¿me entiende?
–No, no entiendo.
–A ver si se podía. Pero yo no estaba bien con nadie, con ningún policía.
–¿Y cómo pasaban los tráilers de un lado para otro?
–En aquel tiempo no estaba tan duro como hoy. Y sobre cosas así no me gustaría tocar el tema.
–Cuente.
–No tengo que contar sobre eso. Yo empezaba.
–¿Y hubiera seguido?
–No sé qué habría pasado.
–¿Saldrá de Almoloya?
–Pues si Dios quiere. Tengo muchas esperanzas. Tengo que salir. Tengo una familia que me está esperando. Tengo que ayudarle a mi esposa con mis hijos.
–¿Cuántos?
–Cuatro.
–¿Sólo cuatro?
–Hay otros cuatro por fuera.
–¿Reconoció a los ocho?
–A la mayoría. Aquí es complicado porque sólo pueden entrar doce personas. Mi esposa, mis cuatro hijos, mi mamá, mi suegra y mis cinco hermanas. A mis hermanas les es difícil venir acá. Las atacan por la prensa, la tele, por todos lados.
–¿Recuerda a Julia Sabido? Trabajaba con el doctor Alfonso Quiroz Cuarón y a usted le hizo el examen psiquiátrico cuando ingresó al Reclusorio Norte.
No la recuerda.
–Yo le pedí que me mostrara el estudio psiquiátrico que hizo sobre usted. Me respondió que no. Era confidencial. Le pedí entonces que me dijera cómo es Caro Quintero.
–Muy bronco, le debió haber dicho.
–“Es un hombre muy sensual. Yo le diría que es un sexo que camina, duerme, sueña, platica”. ¿Es usted así?
–Pues no le sé decir.
–Pues dígame.
–Pues yo no sé de esa palabra.
–¿Es usted un enamorado de tiempo completo?
–Para qué le voy a decir que no.
–¿Nunca se detuvo?
–La verdad, no.
–¿Quería usted el billete para las mujeres?
–Yo ayudé a mucha gente pobre, necesitada, nomás que se me hizo un escándalo, un caso político.
–¿Por qué el escándalo?
–Sería porque cayó mucha gente al mismo tiempo. Cayó Fonseca, caí yo y se hizo un gran mitote.
Vuelve al pasado.
–En el Reclusorio Norte se nos dio la oportunidad de arreglar una “íntima”. En el dormitorio donde estábamos metimos una sala y acondicionamos nuestro espacio. Hacíamos talacha diaria y el piso relumbraba. Los muchachos y yo lavábamos con jabón, con pino. Teníamos refri y tele. El módulo era precioso.
–¿Tenían botellas?
–No, pero nosotros preparábamos la comida. Teníamos cocina.
–¿Invitaban a las muchachas?
–Venían algunas novias. Y una vez, cuando se casó uno de los muchachos, tuvimos música que él llevó.
–¿Cuánto le dieron al director para que permitiera la música?
–Era una boda. El novio hizo los preparativos y habló con el director. Le dieron el permiso. La música duró cinco o seis horas.
–Tenían la cocina, la íntima, su propia celda. ¿Qué más tenían?
–La íntima se compartía entre los seis que éramos. Un día cada quien. Un dormitorio lo dividimos en dos partes. En una estaba mi compadre Fonseca y su gente, y la otra me tenía a mí con mi gente.
–Me dijo que Fonseca está muy jodido.
–Así estamos todos. Yo ando mal de la próstata, traigo una colitis que no me la pueden quitar por los nervios.
–Ésta es una cárcel que se hizo como un filtro. Una cárcel de pasada. Nos iban a tener un tiempo y conforme fuéramos evolucionando nos iban a mandar a nuestro lugar de origen o de donde viniéramos. Cuando llegamos nos aseguraron que nuestra estancia sería por seis meses. Yo en tres días tengo nueve años aquí. Ya no aguanto. Aquí no pueden venir mis sobrinos ni un amigo, nadie fuera de la lista. Para incluir a uno nuevo hay que borrar un nombre de los originales.
“Mi madre anda cerca de los setenta años, cansada de estar viniendo. Ésta es una cárcel muy dura que te afecta mentalmente, te afecta la vista, los órganos, poco a poco. Los medicamentos salen más caros que la comida. Padezco también de la vista y tengo una hernia. Cuando llegué me dieron medicamentos controlados. No los quería tomar. Nunca había tomado pastillas. ¿Cómo se llaman? Psicotrópicos, ¿no?
“Los psicotrópicos me dejaron una depresión que olvídese, una tristeza que no se la deseo a nadie. Se pone uno totalmente triste, sin ánimos, no quiere ver a nadie, sin ganas de nada.”
–¿Ni de la esposa y los hijos?
–De nada. Cuatro años estuve corriendo diario, diario. Hacía otros ejercicios. Jugaba mucho volibol. Dije: “Ya nos van a cambiar, ya mero, espérate, tranquilo”. Y nada. Me puse a correr otra vez. El mes que entra tengo otros tres años corriendo diariamente.
–¿No le aburre correr?
–Estoy hasta la madre. La cárcel es un campo de concentración. Cuando me trajeron a Almoloya mandé a mi abogado, Efraín García Ramírez. Hizo un estudio de esas prisiones que son parecidas a ésta: el sesenta por ciento se suicidó y el otro cuarenta por ciento quedó todos locos.
“En las cárceles francesas había terroristas, gente de ese tipo. Aquí cuánta gente no se ha ahorcado, se ha muerto. Uno oye nada más. Yo tenía un amigo que vivía con nosotros en el módulo y nos llevábamos muy bien. Se llamaba Jorge Zaid Aparicio. Un compañero y yo fuimos a los servicios médicos. Oyó que ahí estábamos y nos gritó. Dijo que ya no aguantaba, que estaba muy malo y que no sabía qué tenía. Se lo llevaron a Santa Marta, su familia lo sacó y lo trasladó a un hospital. Hace unos 20 días nos dijeron que había muerto. Aquí te dejan ir cuando ya no hay nada que hacer.”
–¿Son frecuentes los suicidios?
–Tengo 47 años y no cualquiera aguanta esta cárcel. Mire cómo traigo el pelo. Aparte de mi familia, tenía como nueve años sin hablar con nadie. Ya no coordina uno una conversación, ya no enlaza igual que antes, cuando estabas en un reclusorio donde había mucha gente. Aquí tiene uno el teléfono tres veces al día, diez minutos. Y hay que estar pendiente de los hijos. Ahí van. Ya se recibió el mayor en administración de empresas. La segunda se recibe en mercadotecnia, si Dios quiere, en mayo. El que sigue lleva dos años en medicina. Con el que estoy batallando es como un carajo, porque es gordo. Tiene 18 años.
–No hace ejercicio.
–Ni un carajo. Pesa ciento y tantos kilos y traemos pleito porque no hace la dieta. Ayer le dije a mi esposa que le quitara el carro.
–¿Se tiene autoridad frente a los hijos estando aquí?
–Pienso que sí. Tuve suerte con ellos y quiero que se fijen en mí para que no se me descarrilen. Tanto año yo sufriendo aquí, que ellos no me vayan a hacer una tontería. Por necesidad, por vaquetones, por lo que sea.
–Por las señoras.
–No pensaba en eso. Mis hijos llevan una carrera limpiecita.
–El gordo no tanto.
–El gordo también.
–¿De veras tiene autoridad sobre sus hijos?
–Hace dos o tres años, en junio, les pregunté a los dos más chicos: ¿Pasaron los exámenes? ¿Seguro? No me echen mentiras. Pidieron permiso para ir al rancho en Sinaloa, donde nací. Ahí tengo caballos. Le dije a su mamá que fuera a la escuela a averiguar. Uno reprobó tres materias, el otro dos.
“Llegando a Culiacán con su otra abuela, ya tenían orden de regresarse a Guadalajara y hablar acá, conmigo. Ya tenía un tiempecito de quererlos mandar a un colegio militar. ‘Como ustedes me echan mentiras, yo también voy a ser cabrón con ustedes. Me están engañando, los voy a chingar’. Los mandé por un año a un colegio militar durísimo en San Luis Missouri. Uno volvió malo de la presión, con ciática. Han tenido una mamá muy buena.”
–Me dicen los choferes, allá afuera, que su señora es muy guapa.
De pronto, Caro Quintero me desconcierta. Algo le da vueltas en la cabeza, se fue lejos.
–¿Cómo me dijo que se llamaba?
–¿Quién?
–Julia, Julia qué.
–Julia Sabido.
–¿Qué le dijo? A ver, ¿cómo? Me levantó el ánimo con eso.
–“Julia, usted le hizo el examen psiquiátrico a Caro Quintero. Por qué no me lo muestra”. Fue imposible. El estudio era confidencial. Bueno, Julia, ¿cómo es Caro Quintero? No me dijo es un sexo. Me dijo: “Es una verga que camina, corre, sueña, se alimenta, vive”. Así más o menos. ¿De qué se ríe?
–De eso que me está contando.
–¿Así era usted?
–Yo creo que sigo siendo igual.
–¿Igual, igual?
–No me gusta el pelo blanco.
–No le queda mal. Es usted cobrizo, de una piel brillante.
–Desde muy joven soy canoso. Decían los periódicos que me pintaba rayos. (También decían que pagaba a un masajista en el reclusorio para que le limpiara la cara de barros y espinillas.)
–¿Cómo era usted cuando era bronco?
–Era rebelde. Se me hacía muy difícil acatar órdenes, hasta de mis padres. Me cuereaban mucho de chiquito. Yo soy de una sierra. No entraban los carros, era un barranco donde vivíamos. Cuando oíamos el ruido de las bestias o de los perros era que iba a llegar gente. Mis hermanos y yo corríamos al monte.
–¿Por qué?
–Le teníamos miedo a la gente. Es mala comparación pero éramos como animales salvajes
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