Madero, Peña y Zambrano firman Pacto por México. Foto: Octavio Gómez |
Afortunadamente, ya no existe posibilidad alguna de engañar a la sociedad con una privatización light vestida con las sedas de un supuesto “pragmatismo”. Con la propuesta del PAN se transparenta la ambición desmedida de los grandes empresarios nacionales y extranjeros en su búsqueda de quedarse con una tajada aún más grande de la riqueza nacional. Y con las constantes denuncias de Andrés Manuel López Obrador se evidencian las mentiras escondidas detrás de la idea de que una mayor “participación” de Exxon-Mobil y Halliburton automáticamente beneficiará al pueblo de México.
Enrique Peña Nieto ha sido rebasado por la coyuntura. Pospuso una y otra vez la presentación de su iniciativa con la esperanza de poder tejer previamente las alianzas necesarias para que la naturaleza privatizadora de su propuesta no se evidencie de manera tan desvergonzada. Por ello el presidente incluso se atreverá a recurrir a la engañosa táctica de utilizar la histórica figura del mismo general Lázaro Cárdenas para dar la impresión de que su iniciativa tendría el aval de este gran mexicano. Como colofón de esta puesta en escena, el presidente del PRI, César Camacho, ha amenazado con “defender hasta en las calles” la propuesta energética de su partido.
Todas estas estratagemas evidencian la desesperación de Peña Nieto frente a la enorme derrota estratégica que ha sufrido en los terrenos del debate público y la movilización social. Pero el presidente no se da por vencido. No desistirá en su esfuerzo por “trabajar de manera conjunta” con el PRD y el PAN para transferir la propiedad sobre el subsuelo desde el pueblo mexicano a las empresas trasnacionales...
Por John M. Ackerman
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