Martín Moreno |
La debacle electoral del PRD el domingo pasado —un tanto maquillada por las victorias en alianza con el PAN que se debieron más a las fuerzas regionales del blanquiazul— evidenció algo incómodo, aunque innegable: a la izquierda le hace falta Andrés Manuel López Obrador en sus batallas electorales.
Y no se trata ni de simpatías o rechazos, ni de filias o fobias o de abordar el asunto bajo odios enfermizos o fanatismos delirantes. No. Es revisar influencias entre votantes y números indiscutibles.
“El PRD ya no tiene remedio; el futuro es Morena (Movimiento Regeneración Nacional)”, sentenció AMLO desde hace dos años. (Archivos del poder 28/X/2011). Y lo ha cumplido el tabasqueño.
Revisemos números:
1) Cálculos del PRD señalan que, en promedio, siete de cada diez votos para el partido han sido gracias a AMLO.
2) En la elección presidencial de 2012, de los 16 millones de sufragios emitidos en favor de la izquierda, alrededor de 11 millones fueron directamente por la figura de AMLO.
3) En la presidencial de 2006, el PRD obtuvo 15 millones de votos. Un millón menos promedio que en 2012. Es decir: la fuerza político-electoral de AMLO se ha mantenido en los últimos años.
4) Las preferencias perredistas para que AMLO fuera el candidato presidencial en 2012 por encima de Marcelo Ebrard eran apabullantes: ocho de cada diez lo preferían.
5) El PRD no se equivocó de candidato el año pasado: AMLO—contra los pronósticos de encuestadoras aliadas al PRI que vaticinaban “hasta 20 puntos de diferencia de Peña Nieto sobre López Obrador”—, quedó en segundo lugar, a siete puntos del PRI, desplazando al partido en el gobierno (PAN) y haciendo una campaña que, para bien o para mal, sorprendió a todos. “AMLO es quien provoca mayor rechazo en las encuestas, pero es el que mayor número de votos garantiza al PRD”, vaticinó Roy Campos, número uno de Consulta Mitofsky. Roy tampoco se equivocó.
La presencia política de AMLO —sin duda, el líder opositor de mayor peso e influencia de los últimos 20 años, después de los liderazgos de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 y Diego Fernández de Cevallos en 1994— ha sido fundamental para el PRD. No se explica el comportamiento político-electoral del PRD sin AMLO y, por supuesto, de AMLO sin el PRD.
Pero López Obrador ya no quiere al PRD.
Lo cambió por Morena. Cumplió aquello publicado en esta columna el 29 de octubre de 2011 —antes que nadie—, que “el PRD ya no tiene remedio; el futuro es Morena”. Según el presidente de Morena, Martí Batres, ya tienen 350 mil afiliados. Necesitan 220 mil para convertirse en partido político. Los tienen. Así que, guste o no a las plumas y voces que se retuercen por el futuro nuevo partido de AMLO, hay que acostumbrarnos, desde ahora, al partido Morena deLópez Obrador.
¿Cómo le irá a Morena? Ése es otro cantar.
Por lo pronto, López Obrador ya amarró alianza política: al inaugurar un partido de béisbol, se subió a la “lomita de las responsabilidades” con el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, y en abierta unión, se tomaron la foto y jugaron, en el sentido estricto de la palabra, con el efecto político y sus inevitables consecuencias.
¿AMLO y Mancera unidos rumbo a 2018?
¿AMLO y Mancera juntos contra Ebrard?
¿AMLO y Mancera son cuates?
¿Y el PRD? Gracias a la alianza con el PAN, medio sacó las castañas del fuego el domingo pasado. En Quintana Roo, su bastión más importante, fue barrido y expulsado en lo electoral. En Tlaxcala se cayó. Que cuide el DF, que es lo único que les queda. Hoy por hoy, el PRD carece de figuras políticas del calibre de AMLO. Tiene dirigentes, operadores e ideólogos. Cierto. Pero ser líder de la plaza, del discurso y de la gente, eso es otra cosa.
Sí: AMLO le hace falta, y mucha, al PRD.
Y no se trata ni de simpatías o rechazos, ni de filias o fobias o de abordar el asunto bajo odios enfermizos o fanatismos delirantes. No. Es revisar influencias entre votantes y números indiscutibles.
“El PRD ya no tiene remedio; el futuro es Morena (Movimiento Regeneración Nacional)”, sentenció AMLO desde hace dos años. (Archivos del poder 28/X/2011). Y lo ha cumplido el tabasqueño.
Revisemos números:
1) Cálculos del PRD señalan que, en promedio, siete de cada diez votos para el partido han sido gracias a AMLO.
2) En la elección presidencial de 2012, de los 16 millones de sufragios emitidos en favor de la izquierda, alrededor de 11 millones fueron directamente por la figura de AMLO.
3) En la presidencial de 2006, el PRD obtuvo 15 millones de votos. Un millón menos promedio que en 2012. Es decir: la fuerza político-electoral de AMLO se ha mantenido en los últimos años.
4) Las preferencias perredistas para que AMLO fuera el candidato presidencial en 2012 por encima de Marcelo Ebrard eran apabullantes: ocho de cada diez lo preferían.
5) El PRD no se equivocó de candidato el año pasado: AMLO—contra los pronósticos de encuestadoras aliadas al PRI que vaticinaban “hasta 20 puntos de diferencia de Peña Nieto sobre López Obrador”—, quedó en segundo lugar, a siete puntos del PRI, desplazando al partido en el gobierno (PAN) y haciendo una campaña que, para bien o para mal, sorprendió a todos. “AMLO es quien provoca mayor rechazo en las encuestas, pero es el que mayor número de votos garantiza al PRD”, vaticinó Roy Campos, número uno de Consulta Mitofsky. Roy tampoco se equivocó.
La presencia política de AMLO —sin duda, el líder opositor de mayor peso e influencia de los últimos 20 años, después de los liderazgos de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 y Diego Fernández de Cevallos en 1994— ha sido fundamental para el PRD. No se explica el comportamiento político-electoral del PRD sin AMLO y, por supuesto, de AMLO sin el PRD.
Pero López Obrador ya no quiere al PRD.
Lo cambió por Morena. Cumplió aquello publicado en esta columna el 29 de octubre de 2011 —antes que nadie—, que “el PRD ya no tiene remedio; el futuro es Morena”. Según el presidente de Morena, Martí Batres, ya tienen 350 mil afiliados. Necesitan 220 mil para convertirse en partido político. Los tienen. Así que, guste o no a las plumas y voces que se retuercen por el futuro nuevo partido de AMLO, hay que acostumbrarnos, desde ahora, al partido Morena deLópez Obrador.
¿Cómo le irá a Morena? Ése es otro cantar.
Por lo pronto, López Obrador ya amarró alianza política: al inaugurar un partido de béisbol, se subió a la “lomita de las responsabilidades” con el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, y en abierta unión, se tomaron la foto y jugaron, en el sentido estricto de la palabra, con el efecto político y sus inevitables consecuencias.
¿AMLO y Mancera unidos rumbo a 2018?
¿AMLO y Mancera juntos contra Ebrard?
¿AMLO y Mancera son cuates?
¿Y el PRD? Gracias a la alianza con el PAN, medio sacó las castañas del fuego el domingo pasado. En Quintana Roo, su bastión más importante, fue barrido y expulsado en lo electoral. En Tlaxcala se cayó. Que cuide el DF, que es lo único que les queda. Hoy por hoy, el PRD carece de figuras políticas del calibre de AMLO. Tiene dirigentes, operadores e ideólogos. Cierto. Pero ser líder de la plaza, del discurso y de la gente, eso es otra cosa.
Sí: AMLO le hace falta, y mucha, al PRD.
Por Martín Moreno
Tomado de Excelsior
Julio 12 de 2017
Twitter: @_martinmoreno
Twitter: @_martinmoreno
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