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viernes, 5 de julio de 2013

¿ Dónde está Edward Snowden ?




Edward Snowden. Foto: Red


¿Dónde está Edward Snowden? Esta interrogante taladra las neuronas de los servicios de inteligencia de Estados Unidos y sus adláteres: Francia, España, Italia, Portugal, et al. Y el caso es tan simple, en mi modesta opinión, que encaja perfectamente en el juego del gato y el ratón. En este juego el gato ha desarrollado estrategias para cazar al ratón, y éste ha perfeccionado el arte de la distracción para esquivarlo.

Hay otra pregunta más, ¿todavía se encuentra Edward Snowden en la zona de tránsito del aeropuerto Sheremetyevo?

Me temo que las decenas de millares de agentes diseminados por todo el planeta, pertrechados con sofisticados sistemas de escucha, seguimiento, localización y ubicación, no tienen la más remota idea de su paradero, que tal como reza conocido adagio, se volvió ojo de hormiga.

Sospecho que ya está a buen resguardo en el país que le dará asilo o en una legación de éste, me inclino por lo primero. Y toda la información que estuvo dosificando Julian Assange, más los garlitos del boleto de avión y el polizón, entre otras acciones, lograron el objetivo: confundir, distraer y dispersar a los cazadores.

El bochornoso incidente con el avión del presidente Evo Morales, fue el último movimiento para desbrozarle el camino a los ángeles guardianes del ex consultor tecnológico norteamericano; héroe para nosotros los de abajo, traidor para los gobernantes, por haber desnudado los crímenes que éstos cometen en nombre de la libertad, la democracia y la seguridad nacional. Es decir, el mundo al revés: el ladrón y criminal goza de libertad y gobierna, el honesto y valiente es perseguido por cometer el más grave delito contra los gobernantes: decir la verdad.

En algo más tiene razón el hombre más perseguido del planeta: ningún gobierno por poderoso que sea, ningún castigo por ejemplar y sanguinario que parezca detendrá la sangría de información sobre los actos criminales y lesivos de los gobiernos, porque hay algo que pasan por alto los hombres del poder: la dignidad, la libertad y la felicidad son valores supremos de algunos ciudadanos, muy pocos, pero suficientes para darle una esperanza a la humanidad de que otro mundo es posible.

Termino parafraseando conocido aforismo: se puede amedrentar a todos poco tiempo, se puede intimidar a algunos todo el tiempo, pero no se puede acobardar a todos todo el tiempo.



Por Gustavo Monterrubio Alfaro
Cel. 33-110-226-76

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