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miércoles, 8 de mayo de 2013

Política económica de Peña Nieto agrava desempleo



Peña Nieto y Luis Videgaray. Foto Red


La política que promueve Enrique Peña Nieto, presidente de México, agrava las condiciones de desempleo que se viven en dicha nación porque hace lo contrario a lo que la teoría económica dicta cuando se tienen niveles altos de desempleo: disminuye la demanda global, sube impuestos y permite tasas de interés sumamente altas para las condiciones del país.

El incremento del precio de los bienes y servicios de canasta básica reduce el poder de compra hacia otros bienes más especializados, contribuyendo para ello en gran medida el alza de los energéticos. Mientras la teoría económica refiere la disminución de impuestos para aumentar el consumo, en México se busca hacer exactamente lo contrario, aumentando y tratando de generalizar el IVA además de cobrar un impuesto sobre los ingresos que duplica el mismo concepto (ISR e IETU), siendo en realidad uno sólo disfrazado.

Las tasas de interés bancarias son sumamente altas comparados con el desarrollo del país –castigando la inversión- sobre todo atendiendo que estas entidades son sujetas a rescate además de que tampoco hay riesgo de quebranto en los préstamos dados por la banca: contratan un seguro sumamente barato a través del cual recuperan su inversión e incluso, pueden transferirla y deducirla de otras obligaciones fiscales, siendo en el caso de los créditos al consumo, más rentables para las mismas que sus clientes no paguen.

Pero ¿por qué habría de preocuparle a México el desempleo si cuenta con la 4ta tasa más baja según la OCDE? Precisamente por lo engañoso de su cálculo. La tasa de desempleo en dicho país asciende a 5.1%, pero lo que no se menciona es la forma en la que esta se calcula. Como puede observarse en el cuestionario de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) basta haber realizado una actividad en la semana a la cual se le dedicara al menos una hora y aunque no se haya percibido ingreso de la misma, si el encuestado cree que la volverá a realizar la misma actividad la siguiente semana aunque fuere una sola hora, es suficiente para considerarse ‘ocupado’.

Así, si tenemos en cuenta la población subocupada (7.8% de los ocupados) entre los cuales el 55% de ellos manifestó una caída en el ritmo de su actividad que hace insuficientes sus ingresos y otro 39% que destaca la búsqueda de aumentar su jornada laboral para obtener más ingresos, además del 5.3% de los ocupados que realizaron actividades sin pago alguno (no incluidos en los subocupados), tendríamos una tasa de peligro de caer en condiciones de riesgo/paro superior al 18%, un nivel similar a la Tasa de Paro que tenía España en 2010.

La diferencia está en que los desempleados en México, no cuentan con algún garante que les ampare salvo un seguro de desempleo en cuyo uso de su ínfima cantidad aumenta en tres años promedio la edad en la que el trabajador habrá de jubilarse –por cierto, con sólo el 30% de los ingresos que tenía si no realiza aportaciones adicionales-. Para tener acceso a este seguro, debe contarse con al menos 2 años de trabajo continuo cotizando ante el Seguro Social y no haber pedido este apoyo en los últimos 5 años. Cabe destacar que sólo el 37% del total de ocupados en México cotiza en el Seguro Social.

En el período que Peña Nieto lleva al frente de esta nación, no sólo no se han incrementado el número de trabajadores con acceso a seguridad social sino que ha sufrido una ligera disminución del orden de los 13 mil menos. A pesar de que la seguridad social en los trabajos dignos son un garante constitucional de la carta magna mexicana, el Estado confiere esta obligación a los empresarios, siendo los más ricos quienes se olvidan de ella contratando vía outsourcing y los inversionistas más pobres, quienes no pueden costearla al representarles un 30% de gasto adicional a los sueldos que pagan a los trabajadores.

Aumentar el gasto público por parte del gobierno es una buena medida que contribuye a combatir el desempleo… siempre que se realice de manera ordenada y eficiente. Según el IMCO de 2000 a 2010 el ejecutivo federal incrementó su gasto en cerca del 200%, el poder Judicial en 127% y el poder legislativo en 53%. También, de 2000 a 2007 los municipios incrementaron su gasto en servicios personales en 68% mientras que los estados lo hicieron en 29%. El problema radica en que 6 de cada 10 pesos son destinados a salarios, es decir, el aumento presupuestal en gasto corriente es muy superior al que se hace en inversiones.

En otras palabras, la mayor parte del presupuesto gubernamental no genera riqueza porque además, el salario de los puestos más altos, que son minoría, es similar al de los restantes, que por ende son la gran mayoría. Los organismos descentralizados creados por Peña Nieto contribuyen al engrosamiento de la burocracia y en muchos de ellos, se aprecia una duplicidad de funciones siempre que hay un aumento desproporcionado del aparato gubernamental frente al crecimiento de la producción y el empleo, siendo un aliciente importante para generar mayor pobreza y menor desarrollo.

En los últimos años el gobierno mexicano ha destinado importantes cantidades de dinero en reservas para sostener una paridad ‘aparentemente estable’ de su moneda ante el dólar, lo que por un lado no deja crecer las exportaciones para combatir el desempleo y por el otro, sostiene a la economía en una condición de mucha fragilidad por el tamaño que la burbuja ahora representa. A ello hay que agregar reformas legislativas deficientes en fondo y aún mucho más deficientes en aplicación.

Desempleo juvenil

Cuatro por cada diez desempleados en el país, son jóvenes cuyas edades están comprendidas entre los 20 y los 29 años. También cabe notar que el 21% del total de los desempleados cuentan con una formación superior. La situación tiende a empeorar cuando el Estado otorga la rectoría de la formación universitaria que no pueden captar a institutos parasitarios que enriquecen sus bolsillos pero no preparan a los estudiantes para emprender su propio negocio ni para ser un profesionista capacitado que pueda emplearse, lo cual engrosa las filas de los desempleados.

Los institutos que brindan formación superior sobrepasan las 4 mil 300 unidades en el país provocando que el 67% de los profesionistas ocupados, lo hagan bajo un trato subordinado. Cabe destacar que aquellos con formación superior carecen de un mercado con condiciones de movilidad que les ayude a emplearse de la mejor manera además.

Combate a la economía subterránea

A la informalidad se le ha atacado como un problema cuando en realidad, se trata de una solución ante las carencias de encontrar mejores oportunidades de desarrollo. Esta economía subterránea emplea a dos de cada tres ocupados en el país donde como se dijo anteriormente, el Estado no funge como garante constitucional de sus prestaciones. Las propuestas del gabinete de Peña Nieto están encaminadas a endurecer las acciones en contra de los mismos en lugar de brindarles facilidades para su inclusión a la economía formal. El 23% del total de las personas ocupadas lo hacen por cuenta propia.

Reforma laboral no mejoró condiciones, las agravó

La reforma laboral no sólo es deficiente en su planteamiento sino que lo es aún peor en su implementación pues las condiciones no han mejorado desde su aplicación. El número de afiliados al IMSS ha crecido a razón de 700 mil en 7 de los últimos 9 años –excluyendo los años de apogeo de la crisis financiera-. Desde la reforma laboral y a 7 meses cuantificables de la misma, sacrificó los derechos de los trabajadores para apenas superar los registros en poco más de 300 mil. Esto es, 100 mil menos de lo esperado en años ‘normales’ y 200 mil menos de lo esperado por la implementación de la polémica reforma.

Inseguridad afecta inversiones

México cuenta con 9 de las 50 ciudades más peligrosas del mundo según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, lo que desincentiva la entrada de inversión extranjera directa. Al tercer trimestre del año pasado, el capital golondrino superó en 3 veces la inversión directa, lo cual puede afectar de manera severa las razones de cambio al contar con una liquidez superflua. Este tipo de capital especulativo además del oportunismo, también se deriva de las condiciones de inseguridad, que aumentan las tasas para hacer atractivos los rendimientos pero no tanto como para aventurarse a instalar una empresa.

Pobreza no deja creer

Solamente el 19% de los mexicanos no es pobre ni es vulnerable a serlo por carencia de servicios tal cual señala CONEVAL. La pobreza provoca con su desigualdad que el desarrollo se ralentice, pues quienes viven bajo esas condiciones buscan la supervivencia más allá de generar valores agregados que generen riqueza a la nación. Y es que como quedó demostrado recientemente en el caso de las elecciones de Veracruz, se lucra con los programas para fines partidistas en lugar de ser un instrumento que iguale oportunidades ante los menos favorecidos.

Existen 11.7 millones de mexicanos en pobreza extrema cuando sólo los beneficiarios del programa Oportunidades ascienden a 5.8 millones de familias, esto es, 27.5 millones de personas a los que hay que agregar al otros 8.9 millones de beneficiarios de leche Liconsa. Los programas no llegan a los beneficiarios meta pues aún hay 28 millones de mexicanos –uno por cada 4- que tienen carencia en el acceso a la alimentación.

Microeconomía a escala en México

La misma política económica no puede ni debe aplicarse a todo el país derivado de que no hay convergencia de magnitudes macroeconómicas ni siquiera a gran nivel regional (norte, centro y sur). Esto deriva en la poca eficiencia de los resultados además de realizar prácticas en infraestructura que no benefician el dinamismo económico. Las grandes inversiones en carreteras sirven para interconectar las regiones y explotar su economía aunque en la actualidad, estas vías federales acercan regiones cuyo costo no puede ser pagado por quienes se verían mayormente beneficiados derivado de sus altas cuotas, beneficiando sólo a las grandes empresas que sí pueden costear incluso traslados más largos. Incongruencias como éstas son a las que mantienen a México en una condición de desigualdad que le impide crecer.

Por Emmanuel Ameth
losangelespress.com

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