Aunque sea el título de una gran novela, más bien es el retrato de miles de familias que han enlutado durante seis años, como nunca se había tenido memoria, alguna vez se ha preguntado usted, ¿qué hace aquél que perdió la fe, la esperanza, el amor?, estas líneas son para aquellos que han perdido a algún ser querido, o algunos en la gran batalla contra el narcotráfico.
Una guerra frontal, el cáncer que ha teñido de sangre al país, la verdadera barbarie que se ha suscitado por la tremenda injusticia social, la falta de oportunidades, la falta de una vida digna que induce al niño o al adolescente a delinquir, ya sea porque es subyugado, amenazado o por los sueños del capitalismo que nos vende la televisión. De ahí que la religiosidad es una búsqueda de comprender las realidades que la razón no puede explicar. No existe ninguna lógica de tantos miles de familias enlutadas, cuando he escuchado o leído la narración de esas familias que piden justicia, difícilmente nos vamos a la raíz del problema, qué nos hace diferentes con otras naciones donde el crimen no está cruzando la calle, ciertamente podemos mirar al medio oriente y decir que México no está tan catastrófico, lo cierto es que las batallas que se siguen dando en el norte del país son más que anécdotas de una nación barbárica. ¿Y cómo hablar de fe en esta situación? Nada más difícil de hacer y ya no mencionemos amor o perdón. Nuestra búsqueda es inevitable.
En mi experiencia personal, soy testigo como gente muy luchadora de la justicia, se llena de rencor y amargura, se vuelven intolerantes, ante el poco efecto que según ellos en apariencia ha suscitado su lucha personal, aunque lo más seguro es que sea todo lo contrario, porque ante una acción siempre hay una reacción, nada de lo que hagamos dicho sea de paso por este país será suficiente pero hay que hacerlo. Es así como la gran novedad del cristianismo está basada en valores, no tanto en la fe en Jesús. Es mucho más importante para el evangelio que uno sea capaz de amar, de practicar la justicia, de estar al lado de los pobres aunque no se tenga fe, y eso es lo más revolucionario, lo más avanzado del cristianismo. Usted puede tener mucha fe pero como dice la carta de San Juan: “si das la espalda al pobre” no has entendido nada.
Otro criterio de fe como dice el capitulo 25 de Mateo: “Tuve hambre y tú me has dado de comer. ¿Cuándo Señor? Cada vez que hiciste a uno de estos pequeños a mi me lo hiciste”. O sea, lo más importante en la práctica cristiana es la lucha por la justicia, es la entrega de amor. Es casi imposible dar amor cuando no se tiene, hacer justicia cuando no se es justo, pedir perdón cuando no se puede perdonar, tal vez sea un asunto del “Karma” como profesan las religión budista, este cuerpo es sólo un vehículo del alma para otra vida, que regresa a Dios o seguirá en otros cuerpos buscando como regresar a casa. Lo cierto es que cuando se tiene la esperanza perdida, tal vez la única manera de reencontrarse con ella, sea por medio del amor. Podría incluso cambiar la famosa frase de Ghandi que dice que no hay caminos para la paz, la paz es el camino, me atrevería a decir que no hay formas de encontrar el amor, el amor es la forma.
Viviendo el amor, debemos tener claro que debemos ser retaguardia del pueblo, debemos estar junto al pueblo, porque si uno tiene el pueblo no necesita alquilar apartamentos, no necesita hacer expropiaciones bancarias, porque con el pueblo estaremos como peces en el agua. Esto es para aquellos en necesidad, para aquellos que hacen lo correcto aunque no sea lo más fácil, es para aquellos que seguirán los senderos de la paz, a pesar que la vida los arrastre a hacer lo contrario, y es para las mujeres y hombres que siguen luchando por la paz en México.
Eva-María Schuster
Twitter @laahimsa
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