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En las comunidades indígenas de México las niñas son violentadas de manera sistemática, ya que dentro y fuera de sus hogares son víctimas de violencia sexual, las venden, las prostituyen y son obligadas a contraer matrimonio sin que las autoridades intervengan.
La “Consulta nacional sobre la situación que guardan los derechos de las mujeres indígenas en sus pueblos y comunidades”, realizada en 2011 por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), señala que esta violencia es ejercida por los hombres de la familia (padres, padrastros o abuelos) con el único fin de obtener dinero a cambio de los cuerpos de las niñas.
La consulta se aplicó a 2 mil 690 mujeres indígenas hablantes de 41 diferentes lenguas, residentes y originarias de 26 estados de la República. Entre los resultados destaca que si bien la violencia que viven las mujeres indígenas es apabullante, la que padece la infancia femenina es un “foco rojo”.
Y es que de manera cotidiana las niñas son víctimas de este delito, siendo los padres y padrastros los principales agresores, quienes golpean y amenazan a las madres de las menores de edad para evitar la denuncia.
De igual manera, como ya ha sido documentado por diversas organizaciones civiles, se detectó que las niñas indígenas a muy temprana edad son obligadas a contraer matrimonio.
Tales uniones son concertadas entre los padres de la mujer y el hombre que la pide. Muchas veces los padres sólo esperan recibir la dote (dinero) para obtener algunos recursos económicos y solventar los gastos familiares.
En la consulta las mujeres denunciaron la venta de niñas en algunos estados como Oaxaca, siendo la etnia triqui la más afectada por esta situación. También se dan casos en Guerrero, Veracruz, Baja California (BC) y los estados de la frontera norte, donde se considera “tener a niñas como un negocio o como la posibilidad de acceder a mayores recursos”.
Las indígenas advirtieron que no se trata de una práctica cultural, por lo que las autoridades deberían intervenir para detener y castigar estos delitos que vulneran los derechos de las niñas.
De los resultados de la consulta resalta también que la violencia familiar es una problemática generalizada en casi todas las comunidades y localidades indígenas.
Las mujeres coincidieron en que padecen mayor violencia en las relaciones intrafamiliares, “lo cual es sumamente alarmante por que el hogar debiera ser el lugar más seguro para el desarrollo”.
Otra de las preocupaciones de las mujeres indígenas es el incremento de la explotación sexual comercial de jóvenes y niñas indígenas, de manera particular en ciudades de BC como Tijuana, Ensenada o San Quintín, situación que relacionan con la falta de empleos dignos.
Las mujeres mencionaron de manera reiterada como factor ligado a la violencia de género el alcoholismo en sus comunidades: “Los hombres toman mucho y es cuando actúan de manera más violenta”.
Las agresiones contra las mujeres van desde lo verbal hasta lo físico y en estados como Chiapas incluso llegan al asesinato.
Las indígenas urgieron a que se atienda de manera específica estas problemáticas, y criticaron que aunque un mayor número de mujeres acude a las instancias de procuración de justicia a denunciar en la mayoría de los casos no son atendidas.
Sus denuncias son minimizadas, reciben un trato discriminatorio y no responden a sus querellas, lo que a decir de los resultados de la consulta desalienta a las mujeres a buscar justicia y continúan viviendo situaciones de violación a sus derechos.
La “Consulta nacional sobre la situación que guardan los derechos de las mujeres indígenas en sus pueblos y comunidades”, realizada en 2011 por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), señala que esta violencia es ejercida por los hombres de la familia (padres, padrastros o abuelos) con el único fin de obtener dinero a cambio de los cuerpos de las niñas.
La consulta se aplicó a 2 mil 690 mujeres indígenas hablantes de 41 diferentes lenguas, residentes y originarias de 26 estados de la República. Entre los resultados destaca que si bien la violencia que viven las mujeres indígenas es apabullante, la que padece la infancia femenina es un “foco rojo”.
Y es que de manera cotidiana las niñas son víctimas de este delito, siendo los padres y padrastros los principales agresores, quienes golpean y amenazan a las madres de las menores de edad para evitar la denuncia.
De igual manera, como ya ha sido documentado por diversas organizaciones civiles, se detectó que las niñas indígenas a muy temprana edad son obligadas a contraer matrimonio.
Tales uniones son concertadas entre los padres de la mujer y el hombre que la pide. Muchas veces los padres sólo esperan recibir la dote (dinero) para obtener algunos recursos económicos y solventar los gastos familiares.
En la consulta las mujeres denunciaron la venta de niñas en algunos estados como Oaxaca, siendo la etnia triqui la más afectada por esta situación. También se dan casos en Guerrero, Veracruz, Baja California (BC) y los estados de la frontera norte, donde se considera “tener a niñas como un negocio o como la posibilidad de acceder a mayores recursos”.
Las indígenas advirtieron que no se trata de una práctica cultural, por lo que las autoridades deberían intervenir para detener y castigar estos delitos que vulneran los derechos de las niñas.
De los resultados de la consulta resalta también que la violencia familiar es una problemática generalizada en casi todas las comunidades y localidades indígenas.
Las mujeres coincidieron en que padecen mayor violencia en las relaciones intrafamiliares, “lo cual es sumamente alarmante por que el hogar debiera ser el lugar más seguro para el desarrollo”.
Otra de las preocupaciones de las mujeres indígenas es el incremento de la explotación sexual comercial de jóvenes y niñas indígenas, de manera particular en ciudades de BC como Tijuana, Ensenada o San Quintín, situación que relacionan con la falta de empleos dignos.
Las mujeres mencionaron de manera reiterada como factor ligado a la violencia de género el alcoholismo en sus comunidades: “Los hombres toman mucho y es cuando actúan de manera más violenta”.
Las agresiones contra las mujeres van desde lo verbal hasta lo físico y en estados como Chiapas incluso llegan al asesinato.
Las indígenas urgieron a que se atienda de manera específica estas problemáticas, y criticaron que aunque un mayor número de mujeres acude a las instancias de procuración de justicia a denunciar en la mayoría de los casos no son atendidas.
Sus denuncias son minimizadas, reciben un trato discriminatorio y no responden a sus querellas, lo que a decir de los resultados de la consulta desalienta a las mujeres a buscar justicia y continúan viviendo situaciones de violación a sus derechos.
Por Gladis Torres Ruiz | Cimac
ladobe.com
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