México se encuentra a un mes de que Felipe Calderón Hinojosa abandone el poder. Adiós. Calderón Hinojosa deja un país pobre e inseguro y con decenas de asuntos importantes por resolver. Felipe Calderón deja una nación con más de 52 millones de pobres y 11.7 millones que viven en condición de pobreza extrema (los que no saben si comerán o no al día siguiente). Felipe Calderón deja un rastro púrpura de más de 60 mil muertes por su guerra contra el narcotráfico. Calderón Hinojosa deja un país donde el lavado de dinero asciende a 10 mil millones de dólares al año.
El futuro ex Presidente entrega una nación con un índice de desempleo aproximado al 5% y más de 14 millones de mexicanos viviendo de la economía informal, y con una inflación anual que creció a 4.77 %.
Fíjese lo que son las cosas: uno de los slogans de campaña de Felipe Calderón hace seis años era el de crear empleo, y era más o menos así: "El Presidente del Empleo". Cuando Felipe Calderón visitó su natal Morelia semanas antes de aquella controvertida Elección Presidencial en 2006, repetía una y otra vez dicho slogan.
Precisamente el día de las Elecciones Presidenciales de hace seis años tuve la oportunidad de entrevistar brevemente a María del Carmen Hinojosa, madre de Felipe Calderón Hinojosa, y cuando le pregunté a Doña María del Carmen qué consejo le daría a su hijo en caso de ganar la Presidencia, ella respondió: "Que cumpla lo que ha ofrecido en campaña".
Felipe Calderón deja un país con una propuesta de reforma laboral que beneficia a los empresarios y no a los trabajadores. Entregará una nación donde los líderes sindicales siguen gobernando a sus anchas sobre millones de trabajadores, como Elba Esther Gordillo Morales que sigue (y seguirá) siendo la lideresa del sindicato más grande de América Latina porque así le place a ella.
El mandatario mexicano entrega un país con militares en las calles, algunos acusados de violaciones a los derechos humanos, y con organizaciones policiacas infiltradas por la delincuencia organizada. Deja a los mexicanos un país en donde un capo de la droga presuntamente abatido a tiros desaparece sin dejar rastro. Deja un país donde no se puede atrapar a ex gobernadores acusados de estar coludidos con el crimen organizado. Deja un país donde se escapan cientos de reos en cualquier noche, como los 132 del Penal de Piedras Negras.
Felipe Calderón entrega una nación en la que se secuestra y asesina a los periodistas que escriben y hablan de crimen organizado y corrupción. Basta.
Felipe Calderón se va sin explicarle a los mexicanos por qué siempre defendió a capa y espada, pese a los múltiples señalamientos, al secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Se va sin decirle al pueblo qué sucedió, a ciencia cierta, con el destino de la demanda que pesa en su contra ante la Corte Penal Internacional. Justicia.
Se va sin explicarle a los mexicanos los múltiples accidentes aéreos donde perecieron varios de sus más cercanos colaboradores, como los ex secretarios de Gobernación, Juan Camilo Mouriño y Francisco Blake Mora.
Nos debe la explicación de por qué el Estado mexicano solicitó al gobierno estadunidense conceder inmunidad al ex presidente Ernesto Zedillo por el caso de la masacre de los indígenas de Acteal en 1997.
Es el 1 de diciembre cuando Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de México, deja de serlo.
Por Carlos Alonso Cruz
Periodista especializado en temas políticos, sociales y medios en internet.
voces.huffingtonpost.com
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