Niñas indígenas. Foto: www.desdeabajo.org.m |
CIUDAD DE MÉXICO.- Las niñas y adolescentes indígenas en México sufren de prácticas machistas y obligadas a vivir como adultas, sin derecho a cuidar y decidir sobre sus cuerpos. Siendo aún menores de edad, niñas indígenas de comunidades rurales son obligadas a asumir una vida adulta, son tratadas como objetos atenidas a las decisiones de otros. No tienen acceso a oportunidades educativas, mucho menos a información de salud sexual y reproductiva.
En México, según denuncias de defensoras de los derechos reproductivos, hay localidades indígenas donde los embarazos en adolescentes se han quintuplicado en tan sólo un año.
De acuerdo a Griselda Arroyo, líder de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos (Ddeser) en el Valle del Mezquital, Estado de Hidalgo, alerta que en la comunidad Otomí de Capula, los embarazos prematuros se dispararon cinco veces en menos de un año, al pasar de ocho gestaciones entre adolescentes de 12 a 18 años en 2011, a 40 casos hasta septiembre.
Ante la ausencia de servicios de salud que eduquen sobre derechos sexuales y reproductivos en las zonas rurales, organizaciones civiles han asumido la misión de orientar a las niñas y jóvenes para evitar embarazos no planeados. Por ello, promotoras de Ddeser imparten talleres en Capula, localidad de apenas 300 habitantes, en el municipio de Ixmiquilpan.
Cada año a nivel nacional hay más de 300 mil partos entre mujeres de 12 a 19 años, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, donde el 8.9% de las adolescentes en comunidades rurales tienen al menos un hijo.
Activistas mexicanas han denunciado sistemáticamente la negligencia institucional por la falta de educación sexual y los escasos servicios de salud "amigables" –es decir, con atención adecuada– para adolescentes en el sector rural, porque se limita el acceso de esta población al ejercicio de sus derechos.
Arroyo explica que, de manera paradójica, ante el agravamiento de los embarazos tempranos en Capula, dejó de funcionar de manera adecuada el Centro de Atención Rural al Adolescente, dependiente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en esa localidad.
Acusa que el personal de esa instancia ahora exige a las y los adolescentes estar afiliados al IMSS o a la Secretaría de Salud para recibir atención. Además "cuando van a pedir informes o anticonceptivos, se les dice que para atenderlos deben tener un expediente clínico".
Investigaciones realizadas en 2011 por las organizaciones Ddeser y Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia, detalla que en el estado de Guerrero hay 42 servicios "amigables" para adolescentes, y en Hidalgo 24, mientras que en los estados de Chiapas y Oaxaca hay menos de 10.
En 32 clínicas de las cuatro entidades se encontró que para brindar atención a las adolescentes se les piden "requisitos innecesarios", como que vayan acompañadas de una persona adulta, o que sean beneficiarias del programa Oportunidades.
En algunas unidades, las jóvenes deben esperar hasta tres horas para ser atendidas. Además carecen de un espacio en el que se respete la privacidad durante las consultas. "Las atienden en la sala de espera frente a otras personas, o en un consultorio con la puerta abierta", señala Mayra Peña, promotora de derechos sexuales y reproductivos en Capula.
A lo anterior se suma la falta de capacitación del personal de salud, ya que la mitad de los directivos de las clínicas opina que las madres y padres deben ser informados cuando sus hijas e hijos soliciten anticonceptivos. El personal sanitario también es incapaz de dar información completa sobre infecciones de transmisión sexual y embarazo en adolescentes.
En Capula "todavía se acostumbra vender a las niñas. Cuando una familia es de escasos recursos y hay un adulto interesado en una adolescente, de hasta 12 años, los papás hacen que se junten", señala Arroyo. A cambio la familia recibe apoyo económico para poder sembrar.
Así, se violan los derechos sexuales de las jóvenes "pues ni siquiera pueden elegir a su pareja". El hecho se repite en Guerrero y Oaxaca.
Por Guadalupe Cruz Jaimes
losangelespress.org
Fuente: Agencia IPS
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