En el Cementerio de San Juan Chamula. Foto: Red |
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chiapas.- Antes de ser violada por diez hombres y asesinada en julio de 2011, la niña tzotzil María Flor Vázquez de 10 años de edad, fue entregada por su hermana a una tratante de nombre María “N” de la colonia Primero de enero, de San Cristóbal de las Casas. María "N" es conocida como tratante de mujeres indígenas, las coloca de sirvientas en las casas, de meseras y prostitución forzada.
La hermana de María Flor fue empujada por la miseria a acudir con María "N", para conseguir trabajo, siendo una de las 9 hijas de una pareja desplazada del municipio de San Juan Chamula.
María Flor y su hermana vivían en condiciones extremas de pobreza, en un techo de 4 X4, sin sustento alimenticio. La hermana de María “N”, de 16 años, es colocada como sirvienta, pero debido a los malos tratos renuncia. La tratante la amenaza con una supuesta deuda contraída, y ante el miedo, la joven acude nuevamente pero ahora con su hermana de diez años, a quien pone a disposición de María "N".
La niña María Flor trabajó unos días como empleada doméstica en casa de la tratante. A los pocos días le dice que la llevará a casa de su socia Carmen “N”, en este lugar la niña es notificada por la hija de Carmen, también del mismo nombre y con 14 años de edad, que será llevada a otro centro de trabajo.
La niña es transportada en una camioneta por el chofer de María a una cantina marginal en San Cristóbal de las Casas. En este lugar la esperan diez hombres quienes la violan hasta casi dejarla sin vida. Una vez pasada la violación múltiple, la hija de Carmen y el chofer, quienes esperaban afuera del cuarto, se percataron que María Flor aún respiraba.
Ante el temor de ser denunciados, Carmen y el chofer asfixiaron y remataron a la niña con un arma punzocortante, para luego tirarla en un callejón en el municipio de Huixtán, en agosto del año pasado.
La familia de Flor María interpuso una denuncia por secuestro, ya que no tenían noticias de ella, y la Fiscalía Indígena detuvo a los dos asesinos. Sin embargo, María “N” y Carmen como otras personas, incluyendo a los propios padres y madres siguen ofreciendo como mercancía a sus hijas.
La depredación normalizada
De manera histórica las mujeres indígenas de los Altos de Chiapas, una de las regiones más empobrecidas del estado, se han empleado como servidumbre. La explotación de las familias empleadoras en la cabecera municipal de esta región, San Cristóbal de las Casas, es una actividad común, que muchas de las familias creen que les pagan lo suficiente al darles un techo y unas tortillas por jornadas que rebasan las 16 horas diarias.
En su mayoría, las mujeres empleadas domésticas son de origen rural, expulsadas por la pobreza de sus comunidades de origen, migrando a las ciudades en búsqueda de mejores condiciones de vida.
La especialista, Norma Iris Cacho Niño, en su investigación “La situación de las empleadas domésticas en Chiapas: explotación laboral y discriminación”. explica que "el empleo doméstico se vuelve para muchas de ellas la única alternativa, dado los bajos niveles de educación con los que cuentan, además de las condiciones de marginación que caracteriza su llegada a las ciudades".
El monolingüismo, el analfabetismo y la baja escolaridad se correlacionan con un gran desconocimiento de parte de las mujeres indígena y rurales de sus derechos humanos, reporta El Grupo de Mujeres de San Cristóbal de las Casas (COLEM) y el Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas (CDMCH). En las regiones indígenas y rurales, el ejercicio de los derechos puede estar vinculado a la voluntad del esposo o padre.
“El Estado tolera y contribuye a la discriminación y la violencia de género al actuar sin la debida diligencia para prevenir, atender, responder y reparar las violaciones a los derechos de las mujeres causada por particulares o por agentes del mismo Estado. El hecho de que el estado mexicano rara vez sanciona la violencia y la discriminación que se comete contra las mujeres, contribuye sin duda alguna, a su perpetuación”, indica un reporte de ambas organizaciones civiles.
María Flor es un caso paradigmático que visibiliza la grave violación histórica a los derechos humanos de las niñas indígenas y marginadas en Chiapas. María “N” no es la primera ni la única persona en estar vinculada a este tipo de delitos en San Cristóbal de las Casas.
“Se violó uno de los derechos más fundamentales de las mujeres, el derecho a la vida, a una vida libre de violencia, el derecho al pleno respeto de la integridad del cuerpo; hago un llamado a las autoridades para que a la brevedad realicen investigaciones exhaustivas para no dejar impune este caso, porque los detenidos no son los únicos responsable del asesinato de Flor María; sin duda, la pobreza extrema, falta de información, de políticas públicas adecuadas e interés de las autoridades, tienen mucha responsabilidad”, sostuvo la abogada Martha Figueroa.
Por Patricia Chandomí
losangelespress.org
Octubre 28 de 2012
Fuente: Periodismo de los derechos de humanas y humanos en Chiapas
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