El guión del “caso Televisa” en Nicaragua se continúa escribiendo a pedazos de acuerdo a las filtraciones que han ido haciendo las autoridades de nuestro país a diversos medios de información, y en lo que por momentos parecieran ser mensajes “cifrados” para el gigante mexicano de la televisión.
El principal mensaje lo envió el presidente Daniel Ortega cuatro días después de la captura de Raquel Alatorre y sus 17 subordinados, al señalar que esta mujer que continúa sosteniendo que labora para Televisa, está suplantando a la verdadera periodista que lleva ese nombre y que está en su trabajo en la capital azteca, es decir, en la televisora cuestionada.
Ningún periodista en México –de los que cubren el caso- se ha interesado en esta pista brindada por un jefe de Estado, yendo por ejemplo a Televisa a constatar si en efecto ahí está –vivita y coleando- la verdadera Alatorre.
Después se conoció que las seis camionetas tienen placas a nombre de Televisa y el mundo se le vino encima a los todopoderosos empresarios aztecas, quienes sin embargo habían demostrado previamente su alcance al lograr que el embajador azteca en Nicaragua declarara por ellos apenas tres días después de la captura, que ni los 18 detenidos ni las Van pertenecían a la empresa de don Emilio Azcárraga.
Luego, otra “estocada”: los 18 presuntos narcos al mando de Alatorre llamaron a empleados de Televisa tras ser detenidos en Nicaragua, informando –suponemos- de la situación en que se encontraban. No se dieron a conocer los nombres de los contactados.
Hace un par de días se dio a conocer que entre la documentación incautada a “Los 18” hay un fólder con los apellidos “Narcia Estrada”, provocando un nuevo revuelo en el mundo periodístico: corresponden a un alto cargo del área de Redacción de Televisa.
A estas alturas el caso está como para decir: concha arriba, concha abajo y tortuga en medio: ¿qué es? No dudamos que continuarán las revelaciones a cuenta gotas en esta trama de película que así como nació, podría tener una muerte súbita de acuerdo a los poderosos intereses que se mueven detrás a como ya vislumbramos.
Mientras aquí se juega al gato y al ratón, en México los periodistas que han tomado en serio el caso preguntan por qué la Cancillería de su país no ha interpuesto una denuncia penal por uso de documentos falsos, ni ha iniciado una investigación interna ni tampoco ha podido confirmar si las 18 personas detenidas en Nicaragua son mexicanas y si suplantaron la identidad de algún ciudadano o son sus homónimos.
24 Horas indica que funcionarios cercanos a las investigaciones revelaron lo anterior y sostuvieron que es poca la información que hasta ahora ha proporcionado la Cancillería tanto a la PGR como a las propias autoridades nicaragüenses.
Lo único que sí ha hecho la SRE, a través del embajador de México en Nicaragua, Rodrigo Labardini, fue enviar un comunicado oficial el 23 de agosto, apenas 72 horas después de que fueran detenidos los 18 supuestos mexicanos, en el que “acreditaba” que ninguna de esas personas eran “empleados, técnicos, presentadores o periodistas de la empresa Televisa”, como los uniformes, las identificaciones y sus propios testimonios lo dijeron.
Por su parte, el sistema de Aduanas y de Migración tienen en su poder los documentos de ingreso y salida de las 6 camionetas tipo Van con logos de Televisa, que desde 2008 viajaron a Centroamérica en diversas ocasiones, en lo que aparentemente era una operación de compra de droga.
En estas áreas de Gobierno fueron entregados oficios, con supuestos logos de Televisa, en los que registraron el equipo de audio y video que portaba cada vehículo y con el que realizarían, argumentaban, diversas coberturas informativas en Centroamérica.
Desde La Redacción
elcronistadigital.com
Octubre 2 de 2012
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