La imposición de Peña y la crisis que ésta ha provocado, generó múltiples reacciones y opiniones en torno a cuales deberían ser las líneas de acción de resistencia por un lado y sobre todo la estrategia para reagrupar a las fuerzas progresistas.
El pasado domingo 9 de septiembre Andrés Manuel López Obrador convocó a las fuerzas del MORENA para presentar sus líneas de acción que básicamente son: brigadas informativas y culturales sobre la forma en que el PRI compró la elección y sobre todo llama a la reorganización del movimiento para ver la viabilidad de hacer un nuevo partido político.
Como ya decía en el artículo anterior (Apuntes para la consolidación de una Generación Progresista, publicado en Revista Emet el jueves 6 de septiembre); la clase política "adulta" ha concentrado sus fuerzas en arribar al poder político por las vías tradicionales -con sus virtudes y defectos- esto es: con la promesa de transformar la realidad mexicana una vez que arribemos al poder y apostando mucho al carisma de un líder.
Es importante que a partir de las coincidencias, las personas progresistas nos reorganicemos y afiancemos nuestras fuerzas, que hagamos de nuestra visión del mundo una cultura de participación democrática, incluyente y solidaria.
Sin embargo partidizar los esfuerzos progresistas como mecanismo para arribar al poder tiene una enorme limitante: la burocracia implícita en la construcción de un partido requiere de toda la atención de los operadores y marca una agenda exclusivamente electoral, es decir que todos los esfuerzos serán enfocados a ganar votos en la siguiente elección.
Las necesidades de México y de las generaciones nacidas en el neoliberalismo rebasan la lógica partidaria sobre todo porque es imperante atender desde ya y de una manera eficaz, los conflictos que tienen sumergida a la sociedad en la miseria y por lo tanto la población no puede esperar a que la izquierda arribe al poder.
Personalmente he optado por no integrarme a ningún partido político al menos por ahora, desde Generación Progresista colaboraré en la construcción de una agenda que priorice las necesidades de la generación y que colabore con el empoderamiento de la ciudadanía. No estoy dispuesto a esperar otro proceso electoral para actuar y construir, no me quedaré cruzado de brazos mientras el abuso del poder de la derecha es el pan nuestro de cada día.
Qué sano y qué necesario es que las fuerzas progresistas nos reagrupemos, que aprendamos a dialogar y a construir a partir del pleno reconocimiento de nuestras diferencias pero que en todo momento prioricemos avanzar en las coincidencias.
En los objetivos generales coincidimos, para Generación Progresista sin embargo, es prioridad generar mecanismos de participación incluyentes, solidarios, donde sin prejuicios quepan por igual camaradas de los partidos de izquierda como quienes vienen de otros esfuerzos de participación política progresista.
Nuevas estructuras burocráticas con la misma clase política y con las mismas prácticas, de nada sirven. Poner el acento en transformar radicalmente la cultura de participación política de las izquierdas para ponderar el dialogo, el respeto al electorado y a los principios que nos distinguen de las opciones de la derecha.
Empoderar a la ciudadanía es el mecanismo más viable, aunque más largo, de obtener el poder político desde la izquierda; es la vía más razonable de transformar al país, y los partidos políticos son una herramienta necesaria pero no exclusiva para ello.
Generación Progresista emerge como una propuesta sin registro ante el IFE que con la convicción de que las cosas como están no funcionan, que el sistema basado en la avaricia y la corrupción no puede mantenerse mucho más, y que es imperante para nuestra generación, construir desde ya, el México que queremos dentro de 40 años.
En la asamblea en el zócalo capitalino el compañero Andrés Manuel reconoció el esfuerzo del movimiento #YoSoy132 asegurando que ahora sí podemos decir que hay relevo generacional, estoy de acuerdo en eso, pero me extraña que no reconozca el enorme esfuerzo de la estructura juvenil (MORENAJE) que le hizo la campaña sin recursos y planteando una estrategia de campaña independiente. Entre otros logros de esta organización, fue que más de tres cuartas partes de quienes participaron no tenían antecedentes previos de participación política; además logramos abarcar, de manera histórica para una organización juvenil, la totalidad del país con comités de MORENAJE en todos los estados y en gran cantidad de municipios.
Con todo respeto, cariño, admiración y agradecimiento, dedico este artículo y mis mejores esfuerzos a quienes participaron en el Movimiento de Regeneración Nacional Jóvenes y Estudiantes.
Por Eder GuevaraM
Revista Emet, Septiembre 11 de 2012
@EderGuevaraM
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