BERLÍN (apro).- La sospecha de fraude
electoral que tienen miles de mexicanos y observadores deja cuando menos una
cosa clara: De confirmarse su triunfo, Enrique Peña Nieto llegará al cargo de
presidente de México el próximo 1 de diciembre “raspado” y con un problema de
legitimidad, según el prestigiado semanario político alemán Der Spiegel en un
reportaje publicado por su página web.
Firmado por Klaus Ehringfeld y bajo
el título de “La rabia de los estafados”, el amplio texto expone todas las
irregularidades que la sociedad civil y diversas organizaciones han venido
documentando para demostrar que en el proceso electoral mexicano hubo trampa y
destaca cómo, por primera vez, la gente se ha levantado para defender su
derecho a no ser manipulada.
La publicación de Spiegel Online va
más allá y plantea que todos los partidos políticos fomentaron el fraude. Sin
miramientos, pinta a México como una “república bananera” y como la
“democracia” más cara del continente americano, cuyos mecanismos de control
antifraude electoral estuvieron plagados de errores.
“Siempre que hay elecciones en
México, la típica característica son las irregularidades. Ya sea porque de
verdad hay manipulación o sólo por el temor y la desconfianza de los electores,
pero quien en México vota y deposita su sufragio en la urna nunca puede tener
la plena seguridad de que el sentido de su voto será respetado: los votos o se
pierden, o son declarados como nulos, o simplemente son contados a favor de
otro partido”, señala el semanario.
Para Spiegel Online “las trampas van
desde la derecha hasta la izquierda”. Esto es, las tres fuerzas políticas
principales habrían hecho uso de métodos poco honestos para hacerse de votos.
Pero las dimensiones de éstas (las trampas) son diferentes en cada caso,
aclara.
Además del PRI “también los otros
partidos están bajo la sospecha de haber utilizado medios deshonestos: amas de
casa que habitan en la zona conturbada de la Ciudad de México han informado que
reclutadores del PAN intentaron comprar votos con dinero en efectivo. En otros
estados del país, en pequeños pueblos, el PRD habría repartido también
generosas despensas”.
Pero sin duda, el PRI sería no sólo
el que realizó el mayor fraude, sino el que utilizó los métodos más
sofisticados. “Esta fue la primera vez que vimos el uso del sistema del
monedero electrónico. En esta ocasión la compra del voto se hizo de una forma
bien calculada y sofisticada”, dijo en entrevista a Spiegel Oline Javier
Osorio, director de Más Democracia, organización civil fundada hace dos años,
justamente para observar las elecciones.
El servicio informativo del semanario
político de mayor influencia en Alemania arremete también contra la autoridad
electoral, el IFE, y destaca el papel de la sociedad civil en la defensa del
voto.
“Cuatro días después de la elección
todavía hay miles de mexicanos consternados frente al intento de manipulación
de los partidos, pero también por la incompetencia de la autoridad electoral,
el IFE.
“Pero a diferencia del pasado, esta
vez la gente se ha organizado: mediante el uso de las redes sociales han subido
video y fotos para documentar lo sucio del proceso. El movimiento #YoSoy132
instaló, por ejemplo, un campamento frente al Monumento a la Revolución en la
Ciudad de México para recolectar todas las quejas de los ciudadanos”, señala.
En voz de una ciudadana, la
arquitecta María Casto, Der Spiegel Online presenta un ejemplo de irregularidad
documentada: en la sábana de resultados de una casilla electoral de Querétaro
aparecen claramente 70 votos para el PRD. El resultado de la misma casilla
electoral, pero en el conteo oficial del IFE, reporta para el PRD votos “no
legibles”.
Un ejemplo más: el conteo de una
casilla en la Ciudad de México da a López Obrador, según la sábana de
resultados, 111 votos, pero en el conteo oficial del IFE sólo aparecen 11
votos.
Así, la conclusión de Der Spiegel no
tiene contemplación:
“Siempre que México elige,
inevitablemente aparece el caos. La segunda economía de América Latina recuerda
más a una república bananera latinoamericana que a un país emergente. Así fue
ya en el 2006 cuando Andrés Manuel López Obrador perdió por sólo 0.56 por
ciento de los votos frente al actual presidente Felipe Calderón. En aquel
entonces hubo una larga disputa ante los tribunales para lograr la legitimidad de
la votación. Los seguidores de López Obrador tomaron y paralizaron una parte de
la Ciudad de México; y Calderón tuvo que cargar durante los seis años de su
gobierno con la duda de gran parte de la población sobre su triunfo”.
Esta vez, la historia no es diferente
y como un caso extraordinario Klaus Ehringfeld narra con detalle el
Sorianagate:
“El mayor escándalo es el monedero
electrónico con el cual el PRI sedujo a los electores. Reclutadores del partido
abordaron poco antes de la elección a miles de ciudadanos para prometerles
monederos electrónicos con los que podrían realizar compras en una de las
cadenas de supermercados más grande del país. A cambio, los electores debían
entregar una fotocopia de su credencial de elector y después con una foto tomada
desde su celular, comprobar que habían votado por el PRI. La recompensa era una
tarjeta con 100 pesos de crédito, equivalente sólo a seis euros. Así de barato
puede ser un voto en México”, señala.
Para rematar, resalta la gran
paradoja: la de México es la democracia más cara de América Latina: “El Estado
mexicano gastó alrededor de 13 euros (230 pesos aproximadamente) en cada voto.
Según la Fundación Internacional para Sistema Electorales es la democracia
latinoamericana más cara. Sólo para comparar: en Argentina cada voto cuesta 35
centavos de euro, mientras que en Brasil sólo 25 centavos”.
Fuente: Revista Proceso
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