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En política nada está dicho. Y a nadie se le puede dar por muerto, ya que el “muerto” puede gozar de cabal salud.
En política no hay nada cierto ni debe darse por sentado. Y en procesos políticos electorales, al igual que muchas cosas de la vida cotidiana, también del plato a la boca se puede caer la sopa.
Y es que la candidatura de Enrique Peña Nieto, construida por numerosos medios como indestructible, a un nivel casi mítico, se empieza a desmoronar.
Sólo entre dos
Muchos ciudadanos y aun priístas no están verdaderamente convencidos de que el PRI “ha cambiado y ha aprendido de sus errores”, cuando el saqueo, la mentira, la corrupción y la impunidad forman parte de su esencia política.
No debe descartarse por lo tanto una estrepitosa caída del candidato presidencial priísta en las elecciones del 1 de julio.
Las relaciones sociales, los sucesos, las movilizaciones, las redes sociales, los actos propagandísticos y las confrontaciones éticas de las propuestas partidistas y ciudadanas modifican día a día las voluntades de los sujetos, cambiando sus decisiones.
De esta forma, cuando todo mundo creía que Andrés Manuel López Obrador estaba en tercer lugar en las encuestas y que a lo sumo lo veríamos en el último lugar de una elección de tres tercios, sucede que ya estamos observando una posible elección final sólo entre los dos punteros: López Obrador y Peña Nieto; con una Josefina Vázquez Mota en un lejano lugar emparejada casi con Gabriel Quadri.
Por ello las posibilidades de que López Obrador llegue a la Presidencia de la República son cada vez más altas.
Pero no hay que confiarse. “El ya ganamos” de hace años paralizó a simpatizantes y seguidores de López Obrador y no se pudo evitar el fraude electoral.
Ciudadanía informada
Hoy, a diferencia de hace seis años, hay una sociedad más informada, más movilizada, pero también más herida y organizada que ya no permitiría una nueva imposición.
Sin duda estamos asistiendo como testigos a un momento histórico fundamental en el país, en el que la televisión ya no dirá por quién hay que votar, como sucedió hace seis años, cuando muchas mujeres y hombres sinceros inducidos de miedo creyeron eso de que López Obrador era un “peligro para México”.
Hoy nadie cree eso. Por el contrario, esas mismas personas al paso del tiempo y desilusionadas al ver el desastre con el que deja al país Felipe Calderón están dispuestas a volver a conceder el beneficio de la duda al candidato de las izquierdas.
Por ello, remontando una imagen adversa y un cerco mediático creado por los dueños del dinero, la intención del voto a favor de Andrés Manuel López Obrador crece exponencialmente. Tan sólo en el Distrito Federal subió ocho puntos en las encuestas más confiables y en las encuestas de redes, en las que participan millones de cibernautas, es indiscutible su primer lugar.
Jóvenes y clases medias con AMLO
Hoy López Obrador cosechará el respaldo de millones de mexicanos que lo apoyaron en las asambleas informativas que convocó a lo largo de seis años.
Quienes tienen miedo ahora y están nerviosos son los dueños de las televisoras, los dueños de los monopolios, los de la mafia del poder; quienes ven que ya no les está funcionando el fraude mediático.
Será muy difícil que Josefina Vázquez Mota decline en la campaña a favor de López Obrador, pero en los hechos millones de panistas que no quieren al PRI de vuelta en Los Pinos declinarán en su voto y se volcarán a favor del candidato del Movimiento de Regeneración Nacional, ya que ha ofrecido sana competencia en el mercado y justicia, no venganza.
Si Enrique Peña Nieto ha creído a los magnates, a los dueños de las encuestadoras, de que ya tiene la Presidencia en la bolsa, allá él, pues sufrirá una grave frustración. Los mítines en los que participa no pueden llevarse a cabo sin el pase de lista y sin el acarreo corporativo y clientelar tradicional.
Las marchas anti Peña Nieto antes impensadas realizadas en el Distrito Federal y en varias ciudades del país y las movilización mundial en apoyo a AMLO, organizadas en redes sociales, principalmente por estudiantes, de escuelas y universidades públicas y privadas, revelan dos datos fundamentales: primero, que las clases medias están volteando a ver a López Obrador; y segundo, que los jóvenes, antes distantes de la campaña del tabasqueño, hoy están dándole viabilidad y fuerza.
Ídolo con pies de barro
En suma: López Obrador sube. El respaldo ciudadano crecerá de forma significativa durante el último mes de campaña. Y todavía más después del segundo debate, cuando haga sus propuestas para transformar el país y salir invicto hacia Palacio Nacional.
La candidatura de Enrique Peña Nieto se desploma; se empieza a resquebrajar el ídolo mediático de oro pero con pies de barro.
Josefina Vázquez Mota empieza a sufrir el abandono de amigos y el menosprecio de Felipe Calderón.
Calderón, por su parte, está ya buscando un país o una región aislada para autoexiliarse, después de sufrir la pena y vergüenza de poner la banda presidencial a López Obrador.
Por eso, en múltiples medios, redes sociales y movilizaciones ciudadanas circula con mayor fuerza la frase: ¡Ni un voto al PRI, ni un voto al PAN!
Por Jaime Hernández Ortiz.- Tomado de la Jornada Jalisco Edición Impresa, 22 mayo 2012
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