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Quieren que Josefina este en segundo lugar “como
sea”.
- No han podido eliminar a López Obrador
En un artículo llamado “Las encuestas y la inducción del
voto” publicado en la Jornada este primero de mayo, Javier Flores dice que “en
fechas recientes ha tenido lugar en algunos medios de comunicación en torno a
las encuestas electorales. En primer lugar se ha eliminado la pretensión de
convertir las elecciones presidenciales del primero de julio en una competencia
sólo entre dos contendientes: el candidato del Partido Revolucionario
Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto, y Josefina Vázquez Mota, del Partido
Acción Nacional (PAN). Ahora se trata de una competencia en la que hay tres
candidatos, pues hasta ahora no se ha alcanzado el objetivo de arrojar a un
lejano tercer sitio a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), candidato de las
izquierdas”.
Flores dice que los cambios en las encuestas son aparentes. “En
los sondeos a los que me refiero, Josefina Vázquez Mota (JVM) es ya víctima del
chantaje de las encuestas. Ahora sólo la utilizan como objeto. Un muro de
contención para el tercer candidato. A pesar de que todos los analistas
coinciden en que la campaña de la abanderada del blanquiazul es un desastre,
ahora baja, mañana sube, todo para mantener alejada la amenaza que representa
la izquierda y para dejar libre el camino a Peña Nieto. Dentro de la lógica de
estas encuestas, podría ser mortal para el candidato del PRI que AMLO se
despegara tempranamente al segundo sitio, pues entonces se revertiría la
estrategia original de inducción del voto (o voto útil) a favor del candidato
de las izquierdas. O sea, eso no va a pasar. Conviene mantener a Josefina en el
segundo puesto, así sea a trompicones”.
“A menos que ocurra un milagro, como expresó el ex
presidente Vicente Fox. Algo que es muy poco probable, pues, para que
sucediera, JVM tendría que pronunciarse, por ejemplo, contra la estrategia del
licenciado Felipe Calderón y renegar de la guerra contra el narcotráfico que ha
costado más de 60 mil vidas, lo que la colocaría en una posición incluso más
vulnerable de la que tuvo en su momento Luis Donaldo Colosio. O sea, eso
tampoco va a pasar. Entonces la pregunta sería: ¿cómo van a lograr las empresas
de encuestas y los analistas asociados a ellas mantener en la segunda posición
a JVM? La respuesta es muy simple: como sea.
“Acabo de leer el trabajo ya clásico –dice Flores- de Robert
K. Goidel y Todd G. Shield publicado en 1994 en The Journal of Politics, en el
que estos autores muestran, mediante el empleo de herramientas estadísticas y
matemáticas, cómo la conducta electoral de los votantes puede ser influenciada
tanto por la exposición a los medios como por la presencia de expectativas
electorales.
“El efecto bandwagon (de arrastre, o subirse al carro)
consiste en que los sujetos se suman a lo que hacen o creen la mayoría de las
personas. Si bien la certeza o infalibilidad de esta conducta puede ser objeto
de mucha discusión, lo cierto es que esta estrategia es empleada comúnmente por
los publicistas para inducir la compra de productos o para promover a algún
cantante. El razonamiento para el caso de las modas es el siguiente: si la
mayoría de la gente lo tiene, yo también lo debo tener.
“Lo anterior puede facilitar el arribo a puestos de quienes
son percibidos como los ganadores. Aunque no lo discuten, las conclusiones de
estos autores parten de la suposición de que las encuestas están razonablemente
bien hechas. Algo que en el caso mexicano, en mi opinión, es muy dudoso.”
Como quiera que sea, la contratación de las encuestas
electorales en nuestro país, cuyos resultados son primero divulgados y luego
amplificados por algunos analistas, tienen la intención deliberada de provocar ese
efecto de arrastre. Estos sondeos representan tan sólo una de los frentes que
muestran el nivel tan pobre que tiene nuestra incipiente democracia en este año
de elecciones.
Olvidaba decir que el efecto bandwagon se ha trasladado ya
al subconjunto de las encuestas. El razonamiento es el siguiente: si la mayoría
de las encuestas dice tal cosa, entonces debe de ser cierto… En lugar de
subirme a ese carro, prefiero defender mi derecho a dudar.”
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