Quienes hemos seguido con atención los avatares de la reforma del artículo 24 constitucional, hemos visto el día de hoy –14 de marzo de 2012– cómo se afectan nuestras libertades. Somos testigos de la forma en que se devalúan los derechos que tantos sacrificios costaron a nuestros ascendientes. Haciendo a un lado los intereses más nobles de la sociedad, algunos representantes populares han cedido ante las exigencias de quien a lo largo de nuestra historia se ha opuesto a nuestras libertades: el clero católico-romano.
Precisamente, en víspera de conmemorarse el natalicio de
Benito Juárez García, gestor del Estado laico mexicano, las Comisiones de
Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos del Senado de la República
aprobaron el Dictamen de reforma del artículo 24 constitucional, mismo que será
elevado al Pleno de dicha Cámara para su análisis y discusión. Hoy pudimos
comprobar, una vez más, que los acuerdos pudieron más que los sólidos
argumentos que se expusieron en contra de dicha reforma. No obstante que la
inmensa mayoría de los senadores admitieron las deficiencias del proyecto de
reforma, así como las graves consecuencias que provocará, la decisión fue
aprobarlo.
Las incontables voces que a lo largo y ancho de la República
se levantaron para expresar su rechazo a la reforma del artículo 24
constitucional deben sentirse satisfechas del esfuerzo empeñado: asociaciones
religiosas, ministros de culto, asociaciones civiles, intelectuales y
académicos, profesionistas, ciudadanos en general e, incluso, niños. El trabajo
realizado no ha sido vano: hoy somos más los ciudadanos que hemos tomado
conciencia de la importancia de nuestro sistema de libertades, así como del
Estado laico. Hoy somos muchos más los mexicanos que sabemos que, en realidad,
la intencionalidad de los promotores de la reforma del artículo 24
constitucional es desmantelar el Estado laico, tal como lo anunció en su
oprobioso Dictamen la Cámara de Diputados. A pesar de los intentos por
ocultarlo, el trasfondo de la reforma ha quedado registrado en nuestra
historia, y de la forma más contundente: en el propio Dictamen de los
diputados.
Ante ello, refrendamos nuestros planteamientos:
- Toda reforma constitucional debe ser respetuosa del Estado
laico y ajena a la concesión de cualquier privilegio a favor de una asociación
religiosa, que es lo que se pretende con la reforma aprobada el día de hoy por
las Comisiones del Senado.
- La reforma del artículo 24 constitucional está viciada en
su intencionalidad: con ella se pretende instalar privilegios y no ampliar
libertades. Hoy somos muchos mexicanos los que sabemos que dicha reforma
constituye un retroceso histórico de gravísimas consecuencias para el futuro de
la educación laica y de nuestro sistema de libertades
Estaremos atentos a la resolución del Pleno de la Cámara de
Senadores, a cuyos integrantes solicitamos respetuosamente actuar con
integridad republicana.
México, D.F., a 14 de marzo de 2012.
Foro Cívico México Laico
No hay comentarios:
Publicar un comentario