Estudios revelaron que muchos de los trastornos relacionados con el déficit de atención y la hiperactividad tendrían parte de su origen en una disfunción en la metabolización de determinados alimentos. Se ha descubierto que la mayoría de los casos de niños con cuadros de déficit de atención, de hiperactividad y otros trastornos severos generalizados en el desarrollo, se deberían a problemas en el proceso digestivo de los alimentos.
Los síntomas que se pueden advertir sobre la existencia de este fenómeno son falta de concentración, distracción generalizada, problemas en la memoria e incapacidades en la planificación y ejecución de las tareas cotidianas.
Paralelamente a estos síntomas “perceptibles”, estos niños suelen manifestar una serie de trastornos fisiológicos que en muchos casos están relacionados con la mencionada disfunción del sistema metabólico, como ser dificultades para dormir, ansiedad, depresión, alergias en la piel, constipación, dolores musculares, articulares y de cabeza, bruxismo (rechinar de dientes y muelas), mal aliento, olor muy fuerte en los esfínteres; entre los más comunes.
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