Investigaciónes que proporcionan evidencias biológicas de que la experiencia musical a largo plazo afecta al proceso del envejecimiento humano. Las evidencias fueron recopiladas a partir de las mediciones de las respuestas cerebrales automáticas de músicos jóvenes y mayores, así como de adultos que no eran músicos, ante los sonidos de un discurso.
A partir de los hallazgos realizados, se demuestra que el entrenamiento musical intensivo, incluso en las etapas avanzadas de la vida, podría potenciar el procesamiento mental de cualquier discurso y, como consecuencia, incrementar la capacidad de los ancianos para comunicarse en entornos acústicos complejos o ruidosos. En estos análisis fueron constatados otros efectos positivos de la música sobre el cerebro, como que ésta puede reducir la pérdida de memoria vinculada al envejecimiento.
Un estudio llevado a cabo por científicos de la York University de Canadá, especializados en el aprendizaje, la memoria y el lenguaje de los niños, constataron que la música puede potenciar el aprendizaje de niños de preescolar.Por otra parte, en 2008, una investigación realizada por especialistas de la Harvard Medical School de Boston reveló que los niños que tocan un instrumento una media de dos horas y media a la semana desarrollan un 25% más el cuerpo calloso, la zona que conecta los dos hemisferios cerebrales y que ayuda a la coordinación de ambas manos.
De acuerdo a los resultados de diversas investigaciones al respecto, en 2009, investigadores de la Universidad de Zurich señalaron que la plasticidad cerebral que propicia la música podría ser aprovechada para desarrollar terapias destinadas a mejorar las habilidades cognitivas.Concretamente, los científicos propusieron entonces utilizar la música en la terapia neurofisiológica, por ejemplo para mejorar las habilidades lingüísticas, la memoria o los estados de ánimo de las personas.
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