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Uno de los mejores libros que ha aparecido sobre la crisis financiera y sus razones es el de Matt Taibbi, de Rolling Stone: Cleptopía: fabricantes de burbujas y vampiros financieros en la era de la estafa (Lengua de Trapo, 2011).
El autor dio una entrevista a Público, de España, que aquí resumimos:
“Uso técnicas de escritura narrativa con el fin de simplificarles las cosas a los no iniciados. El banco de inversiones Morgan Stanley probablemente sea culpable de las mismas cosas que Goldman Sachs, pero decidí concentrarme exclusivamente en Goldman y su director ejecutivo, Lloyd Blankfein, por su perfil Dr. No y estilo de villano de James Bond”.
“Existe un tipo de persona malvada que te mirará a los ojos y luego te robará. Pero luego existe otro tipo, mucho más cobarde, que les robará a unos miles de personas invisibles mediante el simple procedimiento de pulsar un botón. Muchos de los crímenes de Cleptopía pertenecen al segundo grupo. Hay un tipo muy particular de criminal que está evolucionando y volviéndose cada vez más común en nuestras sociedades: el burócrata financiero sin sentimientos que victimiza a conciencia a un gran número de extraños indefensos por puro afán de lucro. Creo que este comportamiento despiadado y explotador obedece a algún tipo de psicopatía o locura moral, y sin embargo es cada vez más aceptado”.
“… el problema financiero. Nuestros medios de comunicación tratan continuamente de presentar el tema como si fuese un debate ideológico: los que están a favor de mayor regulación contra los que prefieren una economía laissez-faire, los ricos productivos contra los envidiosos pobres, etc. Pero el asunto que nos ocupa no tiene nada que ver con la ideología: es un tema policial, de aplicación de la ley. Unos cuantos mamones le están robando dinero a la gente. No veo cuál podría ser la ‘controversia’…”.
“Los banqueros y las aseguradoras cobran tarifas exorbitantes por sus servicios porque han creado un universo de jerga que la gente corriente es incapaz de comprender. Al principio debió ser un lenguaje utilitario para ganar dinero de forma legítima. Pero cuando esos tíos empezaron a tramar conspiraciones criminales cada vez más elaboradas, aquella verborrea enloquecida se convirtió en un escudo contra el escrutinio público”.
“Obama ha resultado ser una decepción monumental. La mayoría del movimiento Occupy Wall Street nace de la desilusión que sintió la gente joven al comprobar que Obama les había engañado, sobre todo en lo que respecta a perseguir el crimen de guante blanco. Muchos de los manifestantes de Occupy Wall Street estaban apoyando a Obama hace solo cuatro años; ahora se oponen a él”.
“Estamos en una nueva era de corrupción. Hace tiempo existían ciertas líneas que los políticos y líderes financieros jamás cruzaban, por mucho que buscaran dividendos y privilegios. En las acciones de oligarcas como los Rockefellers o los Vanderbilts había un elemento de noblesse oblige; se sentían responsables de mantener la sociedad en funcionamiento, construir infraestructuras, etc. Nuestra nueva clase de líderes financieros, por el contrario, está completamente desprovista de cualquier tipo de instinto patriótico; son individuos sin Estado que no le deben fidelidad a país alguno, que viven en mansiones amuralladas en paraísos fiscales y sienten indiferencia por cualquier cosa que suceda fuera de su propiedad”.
“Es posible que de aquí a un tiempo las protestas mundiales terminen cambiando las cosas. Occupy Wall Street es aún un fenómeno de clase alta, pero llegará un día en que empezará a atraer a los millones de personas que han sido desahuciadas de sus hogares o que han perdido todos sus ahorros por culpa de la venta de fraudulentos títulos respaldados por hipotecas; entonces presenciaremos el nacimiento de un movimiento mucho más potente y peligroso”.
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