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Conste, no voy a decir que el engaño viene de que las encuestas estén cuchareadas, es decir, manipuladas para favorecer a alguien.
Nada de eso.
Lo que voy a decir, con objetividad y con ganas de ayudar a la izquierda y, sobre todo, a Andrés Manuel López Obrador, que el engaño es de quienes aseguran que las encuestas que nos perjudican están mal hechas o truqueadas.
Si la izquierda no aprende a ver la realidad, no saldrá adelante ni en los comicios presidenciales de 2012 ni nunca.
No neguemos la realidad: las encuestas no nos favorecen a los partidarios de Andrés Manuel López Obrador.
Pensamos que Enrique Peña Nieto, el líder, iba a caer más de 10 puntos por su crisis de principios de diciembre, que sobre todo se manifestó en las redes sociales de internet.
Cayó Peña Nieto, sí, pero muy poco. Esto es, sigue teniendo ventaja.
Lo peor, para nosotros, es que nos fuimos al tercer lugar.
Solo hay una manera de resolver un problema y es diagnosticarlo. Y no lo estamos haciendo al negar validez a las encuestas, todas, que ponen muy arriba al PRI y a Peña Nieto, al PAN en segudo sitio y a la izquierda en tercero.
Una enfermedad no se cura negándola, sino aceptándola. Y es que la aceptación es el primero paso para el tratamiento correcto.
Si insistimos en negar la realidad, nos va a ir todavía peor.
Andrés Manuel López Obrador tiene todo para ganar. Su propuesta, su dignidad, su honestidad, su popularidad, la estructura de MORENA que levantó a lo largo y ancho del país.
Lo mejor que puede hacer AMLO es aceptar las cosas como son y, sobre este diagnóstico, trabajar para mejorar y, después, ganar.
Nada está perdido.
Todo se perderá si cerramos los ojos.
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