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El objetivo central del nuevo modelo económico es aumentar el bienestar de los ciudadanos y reducir la desigualdad social, uno de los mayores problemas de nuestro país.
Los índices de pobreza en México están muy por encima del promedio de América Latina, lo que provoca la exclusión social de miles de jóvenes que no tienen acceso a la educación ni al trabajo y son presa fácil del crimen organizado.
Las personas en situación de pobreza tienen muchas menores posibilidades de éxito social que quienes no están en esa condición, lo que genera un círculo vicioso que impide la movilidad social.
Es un insulto que México sea un país tan rico y tenga tantos habitantes tan pobres, afirmó el candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador.
López Obrador afirma que esto se puede lograr reorientando la economía para favorecer la producción y el empleo. El propósito principal no es sólo lograr buenos indicadores financieros, sino mejorar los niveles de vida reales de la gente, a través del crecimiento, el empleo y mejores salarios.
La nueva política económica se enfocará en la economía real, en el trabajo y en la producción de los bienes que necesitamos, en lugar de privilegiar estímulos a los capitales financieros y especulativos. Sin producción no hay empleos, industrias, consumo, mercado, bienestar colectivo, ni economía poderosa, ni nación soberana.
La nueva economía debe generar mayor equidad, competencia y competitividad. Asimismo, se proponen mecanismos para un crecimiento incluyente, cuyos frutos se distribuyan de forma equitativa entre la población, logrando una mejoría creciente y permanente en el bienestar de los mexicanos.
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