Con un valor universal merecido por su belleza y simbolismo, la flor de Nochebuena, originaria de México, se ha convertido en una parte indisoluble de las festividades decembrinas, consolidándose como un icono mundial de la Navidad.
Oriunda de regiones tropicales de México, específicamente de Taxco, Guerrero, la flor de Nochebuena era llamada por los antiguos mexicanos “cuetlaxóchitl”, término en náhuatl que proviene de la unión de dos palabras: cuetlaxtli (cuero) y xóchitl (flor).
En este sentido, su traducción literal podría ser “flor de cuero”, debido al color rojo vivo de los pétalos, semejante al de la piel recién desprendida, señaló el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Dentro de su historia, destaca también el significado que mantuvo dentro de la cultura azteca, donde simbolizaba la pureza de la sangre de los sacrificios que los indígenas ofrendaban al Sol para renovar su fuerza creadora.
Mientras que las culturas mesoamericanas usaban esta planta para decorar y alabar a sus dioses, además de que llegó a ser un símbolo de “nueva vida” para los guerreros muertos en batalla, pues se decía que éstos regresaban a la tierra en forma de colibríes a probar la miel de la flor.
Otra de las características que le otorgan significado a esta flor de color rojo, es la referencia con que se le asocia a la renovación de la vida y del renacimiento del Sol durante el solsticio de invierno.
Otra de las características que le otorgan significado a esta flor de color rojo, es la referencia con que se le asocia a la renovación de la vida y del renacimiento del Sol durante el solsticio de invierno.
Durante la época colonial (1521-1821) también fue conocida como pastora, y era utilizada a manera de adorno para los nacimientos en las iglesias y conventos durante la temporada navideña.
En su incursión por el mundo, se dice que Joel R. Poinsett, quien fue embajador de Estados Unidos en México de 1825 a 1829, le dio el nombre de Poinsetita, como se le conoce en la unión americana y en diversos países de Europa, a donde dicho diplomático la envió.
No obstante, no es el único nombre que recibe esta bella flor, ya que también es conocida como Estrella de Navidad, Santa Catalina y Flor de Fuego.En Chiapas se le llama Sijoyo y Catalina en Durango, mientras que en Guerrero, Michoacán, Veracruz e Hidalgo es llamada Flor de Pascua, y en Oaxaca Flor de Santa Catarina, aunque también hay quienes la llaman Flor de Bandera.
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