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sábado, 31 de diciembre de 2011

Explica @Teotihuachango la República Amorosa






Sintetizo una columna de J. Fernando García Arellano, @Teotihuachango, publicada en SDPnoticias.com:

Una señora hojeaba un periódico pequeño…. “Regeneración”, inmediatamente debajo en la misma portada, un subtitulo en negritas “República Amorosa”.

Me encontré intrigado por ese concepto tan extraño, posteriormente se me reveló como un proyecto de reconstrucción nacional.

Por esos días apareció la opinión de Javier Sicilia sobre la imposibilidad de la república amorosa.

Sicilia inicia la crítica como forma de evitarle a los mexicanos una falsa ilusión sobre el proyecto de López Obrador. ¿Admisible el escepticismo? ¿Podemos culpar a Obrador de actuar en forma radical? Lo considero culpable de denunciar un fraude, de no doblar las manos y de no regalar abrazos a quienes robaron votos.

El artículo continúa con la intención de filosofar desde el cristianismo. Señala contradicción de términos en el nombre de república amorosa, imposible tal deducción, no podemos hablar de una contradicción entre república (es decir todo lo que nos atañe a todos, las cuestiones públicas) y el amor como una de las virtudes más perfectas porque, incluso en el cristianismo Dios es amor, englobando en sí todas las virtudes. Entonces, donde se encuentra Dios, se encuentra el Bien. Se presenta como ilógico pensar que no puede existir el bien en la administración de bienes públicos, por tanto Sicilia no quiere evitarnos falsas ilusiones, nos deja desprotegidos, sin ninguna esperanza en la política y eso, paradójicamente, contrasta con el movimiento que enarbola.

Lo ideal, pues, incluso para los cristianos revolucionarios, sería hermanarnos. Es decir, vincularnos desde el amor fraterno. No es ninguna fantasía anhelar vivir como un Pueblo unido, se presenta más bien como una necesidad. Pedir una república amorosa es, en todo caso, señalar una mejor forma de vida.

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