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¿Por qué no me sorprende que Enrique Peña Nieto, candidato del PRI a la presidencia de la república en 2012, más conocido por el gel de su cabello que por sus capacidades intelectuales no recuerde ni siquiera dos pinches libros que hayan marcado su vida hasta ahora?
Más allá de todo esnobismo, el hecho de que un tipo cuya principal carta de presentación como aspirante presidencial sea la "guapura" y su esposa starlet de telenovelas de ínfima calidad en Televisa sea un analfabeta funcional tras haber gobernado el estado más poblado de México es simplemente aterrador.
Como breve repaso, una lista hecha al vapor de los libros que me han marcado o influido en diversas etapas de mi vida incluiría: "Fundación" de Isaac Asimov, "Pedro Páramo" y "El Llano en Llamas" de Juan Rulfo, "On The Road", "Tristessa" y "The Dharma Bums" de Jack Kerouac, "Junkie" de Burroughs", "Howl and other poems" de Allen Ginsberg, "Rayuela" de Julio Cortázar, "Los Detectives Salvajes" y "2666" de Roberto Bolaño, "The History of The Decline and Fall of The Roman Empire", de Edward Gibbon, "Stalingrad" de Antony Beevor y algunos otros.
¿En serio Peña Nieto no puede recordar ni tres libros que lo hayan marcado de por vida? ¿Ni la respuesta más segura, la Biblia?
Pero que tipo más imbécil.
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